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Desde detrás de las cortinas

Ella se pensaba que yo estaba trabajando, pero lo cierto es que se me había suspendido el trabajo. Llegué a casa, y estuve en el ordenador.

Al cabo de un rato ví que llegaba un coche que yo no conocía y aparcaba delante de la puerta. Pude ver a mi mujer salir con un hombre. No supe que hacer así que me escondí detrás de unas cortinas muy grandes que tenemos en el salón. Realmente no podrían verme allí.

La situación me excitaba.

De pronto ambos se detienen y noto como sus cabezas se giran hacia la cortina… me han descubierto?, me quedo inmóvil mientrás Ingrid se ha levantado y se acerca a la cortina, se detiene justo en frente… silencio, alarga su brazo cruzando la cortina, busca algo… hasta que se encuentra con mi erecta polla, sin decir palabra, la coge y tira hacia ella, me han descubierto!... como perrito fiel la sigo en dirección a la cama, ella me suelta y me empuja, caigo desplomado, mi cabeza queda a los pies de Omar, este me mira y sonríe.. a continuación Ingrid se coloca entre los dos cuerpos, escupe en la palma de sus dos manos cogiendo ambas pollas, nos está haciendo una paja, su mano húmeda y caliente consigue que recupere rápidamente la erección que había perdido cuando me descubrió. Cierro los ojos y me dejo llevar.

Ingrid va alternando sus manos con su boca y lengua, Omar y yo gemimos de placer. Al cabo de unos minutos Omar se incorpora y decide meterle su enorme polla en la boca, ella se coloca estratégicamente cambiando de posición mientrás succiona gustosamente el capullo de Omar. Ingrid mueve las piernas y cambia sus manos por los pies… Umm!! siempre me ha gustado que me hicieran una paja con los pies, es muy diferente a las manos, menos controlado y por lo tanto más espontáneo y novedoso, para ponerselo fácil escupo en mi polla, la saliva facilita que los pies se deslicen agilmente y con facilidad. Su pie derecho agarra mis testículos y los sujeta tirando hacia abajo, mi polla está tensa y se agranda rapidamente, el otro pie empieza un sube-baja frenético que me da mucho placer, habilmente mete el capullo entre los dedos y concentra su ágil movimiento en el glande, presionando y estrujándolo como si quisiera exprimir su contenido. Mi excitación es máxima cuando ella utiliza ambos pies con tanta habilidad como si fueran las manos, presiona y fricciona mi polla con fuerza y cada vez que uno de los pies recorre mi frenillo tengo la sensación de correrme al momento pero presiona tan fuertemente que esto retiene cualquier líquido.

Mientrás ella se entretiene con la polla de Omar en su boca y con la mía entre sus pies yo me he ido moviendo lentamente hasta situar mi cara debajo de su coño, cuando lo tengo a tiro le introduzco la lengua dentro, entro y salgo, chupo, mordisqueo sus labios con fervor, de vez en cuando mi lengua se entretiene con su abultado clitoris, cuando ella lo nota separa la piel para darme via libre, su coño chorrea mi saliva mezclada con su jugo vaginal, su aroma y sabor me excitan aún más.

Al cabo de unos minutos Omar saca la polla de la boca de Ingrid y rapidamente baja hasta su vagina, sin avisar y violentamente la mete dentro, Ingrid da un grito fuerte y seco empezando a jadear y gemir como una posesa, se está corriendo. A pesar de la envestida de Omar, afortunadamente en aquel momento no tenía la lengua dentro del coño, de lo contrario me habría encontrado lamiendo una polla, lejos de mi intención y gustos, a día de hoy sigo sin tener ningún interés en probar el sexo masculino.. la carne de mujer sigue siendo mi manjar preferido..

Viendo que Omar me ha quitado el sitio, me incorporo a la vez que unto con abundante saliva el agujero del culo de Ingrid, aunque ya estaba bien lubricado pues mientrás le comía el coño de vez en cuando ensalivaba su agujerito y le metía la punta de la lengua. Ingrid se percibe de mis intenciones y con una mano separa sus firmes nalgas, me pongo en posición y a ciegas busco la puerta de entrada con la punta de mi polla, no es fácil, además de la oscuridad, el incesante movimiento que imprime Omar hacen que Ingrid se mueva como una peonza. Parece que lo tengo, noto la estrecha hendidura en la punta de mi polla, empujo pero no consigo entrar, con sus manos Ingrid intenta abrirme camino pero tampoco hasta que desesperado, grito… ALTO!, sorprendidos, ambos se detienen al instante, rapidamente aprovecho este momento y con mi duro capullo ya encarado hacia la estrecha cueva, me abalanzo y empujo con fuerza hacia delante consiguiendo penetrar la punta, sin concesión alguna y casi con violencia muevo mi cintura, noto una fuerte resistencia y presión, puedo notar la enorme polla de Omar dentro de Ingrid, aún y así empujo violentamente hasta que consigo mi objetivo, ha entrado entera, ella da varios gritos, parecen de dolor… instantáneamente Omar tambien empuja violentamente y reinicia su marcha, es como una competición, ambos queremos apropiarnos de la misma presa, los dos queremos el mejor bocado, los dos empujamos fuertemente, Ingrid atrapada, inmovilizada y empalada por nuestras pollas, grita una y otra vez.... se está corriendo de nuevo mientras con una mano manosea bruscamente su clitoris, sus gritos son una mezcla de dolor y placer, jadea, respira profundamente y solloza, "más, más fuerte.. folladme!!"

Al cabo de varios minutos bombeando sin cesar, Omar sale de ella, se levanta y rapidamente mete la polla en su boca, esta la engulle como loba hambrienta, de fondo solamente se escucha el sonido de la saliva en la frenética succión. La presión en mi polla ha disminuido, en parte gracias a la dilatación del culo pero tambien al quedar la vagina liberada del pollón de Omar, momento que aprovecho para ocuparlo yo. Su coño está mojadísimo y muy dilatado, mi polla entra con absoluta facilidad, está muy caliente, la temperatura de la vagina hace que note como mi glande segrega jugo seminal, noto mis testículos duros y apretados, estoy a punto de eyacular pero me resisto y detengo el movimiento por unos instantes hasta que salgo de su interior, me pongo de pie y rapidamente acerco mi polla a la cara de Ingrid, sin dudarlo Ingrid deja sitio para mi polla y ahora agarra nuestros dos firmes pollones, no quiere hacer distinciones y avidamente chupa ambas, las junta, las frota una contra otra. El contacto con la polla de Omar no me molesta diría que incluso me agrada, Ingrid coge las dos pollas con ambas manos y las mueve arriba y abajo con fuerza, hasta que simultáneamente ambos empezamos a gritar de placer corriendonos en la boca, cara y cuerpo de Ingrid, ella chupa y succiona todo lo que sale de nuestras pollas, el pegajoso y resbaladizo líquido seminal fluye por su boca, labios y lengua deslizandose por su cuello hasta sus enormes pechos. Ingrid bebe y traga todo lo que puede, hasta la última gota.

A pesar de la abundante eyaculación las dos pollas siguen casi igual de firmes, los tres nos miramos en un acto casi reflejo, son miradas de complicidad y de placer pero sobre todo de lujuria y auténtico vicio, es evidente de que todos queremos más…. Sin mediar palabra, Omar se acuesto boca arriba, Ingrid dándole la espalda se pone de cuclillas encima de él, este sostiene su polla por la raíz manteniendola firme, Ingrid separa las nalgas abriendo su dilatado agujerito hasta que Omar se la mete de nuevo por el culo, al notarlo Ingrid baja lentamente hasta el fondo introduciendo completamente la polla en su interior. Frente a mí tengo a Ingrid, con su mirada viciosa y la cara desencajada por el enorme placer causado por la polla de su compañero, ella, abierta de piernas mostrándome su precioso y chorreante coño abierto de par en par, con sus manos separa los labios vaginales y tensa la piel alrededor de su clitoris, su coño toma la forma de una preciosa mariposa con sus coloridas alas bien desplegadas, esto me excita mucho y me coloca de rodillas frente a ella, con una mano acaricio su cara y sus húmedos labios cuando ella abre la boca y me chupa y muerde varios dedos de una mano, mientrás con la otra mano agarro mis testículos presionandolos y tirando de ellos hacia abajo, esto hace que la polla quede tensa, con la piel del capullo bien separada y sin contemplaciones se la meto en el coño, los dos damos emitimos un sonido de placer. Los tres nos mantenemos inmóviles durante varios segundos, de nuevo Ingrid está atrapada entre dos hombres, noto como mi polla crece aún más dentro de ella, palpita y se estira como queriendo llegar hasta no sé donde, Ingrid empalada por delante y por detrás momento en el que escupe en una de sus manos y empieza a frotar fuertemente su palpitante clitoris, Omar y yo seguimos inmóviles mientrás disfrutamos de la masturbaciónn de Ingrid, suspira, balbúcea, tiene la boca medio abierta y la saliva se escurre por su labio inferior, expulsa liquidos corporales por arriba y por abajo, su cuerpo completamente mojado por dentro y por fuera, sudor, saliva y esperma forman una mezcla super excitante.

Yo no puedo resistir la tentación y la proximidad de mi boca con la suya y empiezo a lamerle una oreja, despues le chupo los párpados, la nariz hasta llegar a sus jugosos labios que muerdo con afán, ella saca su lengua buscando la humedad de mi boca, no son besos son lametazos lengua con lengua como si fuera una pelea entre ambas, nos mordemos los labios, lenguas, incluso nos hacemos daño pero da igual, estamos totalmente entregados al placer del intercambio de saliva.

Mientrás Omar ha empezado a mover sus caderas, no tiene mucho espacio pués está tumbado en la cama, Ingrid sentada encima de él y yo por encima de sus rodillas y mi polla incrustada en el interior de ella. Pero Ingrid no se lo pondrá dificil, nota el movimiento de Omar y se eleva unos centímetros, los justos para que permitir a Omar subir y bajar sus caderas metiendo y sacando su polla del culo de ella. Con mi polla puedo notar como la de Omar entra y sale de Ingrid, esto me excita aún más e inicio un movimiento de rotación, derecha, izquierda, arriba y abajo, todo esto sin sacar ni un solo milímetro mi polla de su caliente y húmedo coño. Las manos de Omar y las mías manosean sus redondeados pechos, es un juego a cuatro manos, la estrujamos, uno, otro, pellizcamos sin cesar sus duros pezones, de tanto manoseo estos adquieren un color casi morado, pero a ella le gusta. El movimiento cada vez es más rápido, momento en el que el cuerpo de Ingrid empieza a temblar, segundos después sus gritos de placer nos hacen saber que está teniendo otro orgasmo, Omar y yo queremos hacerla disfrutar aún más de este momento y ambos iniciamos el ritual de entrar y salir de ella con fuerza, con mucha fuerza y bruscamente, Omar empuja, yo empujo, el cuerpo de Ingrid es golpeado y agitado por delante y por detrás, ahora él después yo, conseguimos alcanzar un vaivén preciso y ritmico, cuando el sale yo entro y viceversa, Ingrid grita aún más, es otro orgasmo o es el mismo que se alarga? Da igual… da muestras de estar disfrutando mucho. Sus hermosos labios vaginales hinchados y rojos, palpitan de placer, Omar suelta una especie de alarido y clava su polla hasta el fondo, momento en el que su cuerpo se pone tenso y rigido, se está corriendo dentro de su culo, no se mueve y deja que su polla deposite la mercancía en su destino, yo tampoco puedo más pero no quiero correrme dentro de ella y con rapidez saco mi polla de su vagina y cogiendola por la base la acerco hasta su excitadísimo clitoris y empiezo a frotarla presionando fuertemente sobre el rojizo botón hasta que un chorro de esperma sale disparado inundandolo por completo, mi esperma corre por su clitoris bajando por los rosados labios y deslizándose entre sus muslos. Segundos después caigo exahusto en la cama, Ingrid desmonta a Omar y recostandose entre ambos y como muestra de agradecimiento empieza a lamer los restos de leche de ambas pollas . Yo me quedo adormecido y creo que ellos también lo están.

La luz del amanecer me despierta, los tres desnudos y amontonados en la cama, ellos duermen mientrás voy a cubierta. Los primeros rayos solares me permiten ver tierra, estamos llegando. Preparo el desayuno para los tres y les despierto, ambos abren sus ojos, sonrientes y con cara de satisfacción, antes de desayunar Ingrid dice querer darse un baño en el mar, se acerca a mí y me da un cariñoso beso en los labios diciendo "me gustas, bravo!"

Su hermoso cuerpo desnudo se lanza por la borda, Omar la sigue. Minutos después desayunamos, ella sigue desnuda durante todo el desayuno deleitandonos a ambos con su precioso cuerpo, un cuerpo hecho para dar y recibir placer.

Una vez atracamos en el puerto de Mahón, decidimos volver a vernos, quedamos para esta noche en el hotel donde se hospedarán. Intercambiamos los números de móvil y quedamos en llamarnos más tarde.

Me siento bien, muy bien. Aprovecho el día para descansar y dormir, estoy cansado pero también impaciente a que llegue la noche….

JUGANDO CON OTRO

Mi marido y yo muchas veces fantaseamos mientras tenemos sexo, que si hacerlo aquí o allá donde nos puedan pillar o con alguien mirándonos, que si salir por ahí sin ropa interior, que si juguetes del sexshop (tenemos varios), papel de secretaria, de puta, esto y aquello. Mi marido repetía mucho el tema de verme con otro hombre.

Al principio no le dí mucha importancia a esta última fantasía, pero llevaba un tiempo repitiéndola continuamente. A mi no me hacía especialmente gracia, y aunque reconozco que la mayoría de veces había logrado excitarme mientras me susurraba su fantasía al oído, me hacía preguntarme mil y una cosas ¿ya no le gusto? ¿está cansado de mí? ¿es que quiere estar con otro? ¿es que quiere dejarme?...

Últimamente estaba algo más obsesionado con verme follar con otro hombre, lo que me hacía dudar aún más, ¿realmente estaba dispuesto a dejar que otro me follase? ¿no se pondría celoso? o peor, ¿me lo pedía para poder estar con un chico?... la verdad es que sólo de imaginármelo liado con otro se me mojaban las bragas, pero tenía miedo de descubrir que mi marido fuese gay. Contra otra chica puedo competir, contra un chico estoy en desventaja.

Yo le seguía el juego mientras follábamos y a veces me dejaba llevar por sus fantasías, sobre todo cuando eran con otro hombre más para mí ¿quien de nosotras no le ha echado el ojo al culito de algún otro chico alguna vez?

Un día me desperté a media noche algo alborotada, había estado soñando que estaba follando con otro, ni siquiera recordaba su cara o quien era, pero me había excitado tanto que me desperte completamente mojada y también algo jodida por haber interrumpido el sueño. Mi marido seguía dormido a mi lado. Yo no entendía como había soñado algo así pero no quise quedarme a medias así que me tumbé en la cama de nuevo y me masturbé recordando el sueño hasta correrme.

El haber tenido ese sueño me tuvo pensativa todo el día, no le quise comentar nada a mi marido, pero por la tarde aprovechando que él no estaba, me metí en internet sin saber muy bien que buscar para aclararme. Sin querer acabé encontrando una página de relatos, había muchos de tríos e intercambios de parejas y por curiosidad comencé a leer algunos. Muchos me parecieron estúpidos o imposibles de hacer, pero otros habían logrado excitarme bastante.

Uno de los relatos, me dio algunas ideas de como descubrir si lo de mi marido eran sólo fantasías o de verdad deseaba hacerlo, incluso escribí un email al autor consultándole algunas cosas sobre el relato. Con todo, en unos días tramé un pequeño plan para ponerle a prueba y averiguar hasta donde quería llegar realmente con sus fantasías.

Decidí esperar un viernes cuando solemos ir a cenar fuera y podemos dejar los hijos con alguien. Ese mismo día por la tarde, había reservado hora en mi esteticien habitual, no iba hacer nada fuera de lo común pero quería sentirme guapa, así después de una depilación completa a lo brasileña, un buen masaje, peinado y manicura... me encontraba lista para lo que pretendía, finalmente en casa elegí una minifalda cortita para la ocasión y un jersei que dejara a la vista un buen escote.

Salimos a cenar a uno de nuestros restaurantes favoritos en una población muy turística, uno muy cutre donde su especialdad son los pollos asados. Como siempre estaba llenísimo pero tuvimos suerte y conseguimos una mesa en el interior al fondo del todo. Había un jaleo de voces tremendo, mejor así, pensé, podría hablar con mi marido sin que nadie nos prestase atención. Estaba algo nerviosa con lo que iba a proponerle, no sabía como iba a tomárselo pero estaba decidida a salir de dudas. Después de un par de copas de sangría me animé a empezar.

- "¿Sabes?... hoy no me he puesto tanga." le susurré.

- "¿y que llevas?" me preguntó sorprendido y algo sonriente.

No le respondí, simplemente tiré su servilleta al suelo. Pareció captar mi idea y se agachó a recogerla mientras yo separaba mis piernas ampliamente mostrándole mi sexo recién depilado, sin pelos excepto una delgada línea por arriba de apenas un dedo. Como era de esperar se demoró unos segundos antes de volver a su sitio en la silla.

- "Vaya... " exclamó sin saber que decir.

- "No me lo he puesto en todo el día"

- "¿Has ido al trabajo así?" preguntó sorprendido.

- "Sí" dije sin darle importancia y añadí "me habías pedido muchas veces que saliera así, incluso que para ir a trabajar también ¿no?"

- "Sí, sí, es verdad, pero ¿porque ahora? ¿es que celebramos algo especial?"

- "Bueno, puede... me he decidido a probar algo distinto... ¿no te molesta que alguien pueda descubrirme así si subo unas escaleras o me agacho?" dije tratando de ponerle un poco celoso.

- "¿Te ha visto alguien?... ¿en el trabajo?" preguntaba sorprendido.

- "No... bueno... espero que no" estaba casi segura de que no me había podido ver nadie.

- "Tiene su morbo ¿no crees?... simplemente podrías hacerte la distraída y dejarle mirar sin más" me respondió tras pensarlo un segundo.

No sólo parecía no molestarle, sino todo lo contrario. Yo para nada esperaba una respuesta así, sobretodo con la naturalidad con la que me lo proponía. Incluso con su mano acarició mi pierna y me recogió la minifalda unos centímetros hacia arriba. La verdad es que era una sensación extraña, me moría de vergüenza sólo de pensar en ser descubierta por alguien pero a la vez me excitaba muchísimo.

- "¿Y te has decidido a probar alguna otra cosa?" me preguntó tratando de provocarme burlonamente, tratando de tomar el control de la situación.

Dude unos segundos, no quería perder mi plan y que empezase a ser el suyo. Así que tras volver a colocarme la mini en su sitio y beber un poco de sangría, tomé aire y se lo solté sin más.

- "¿Sigues queriendo verme follar con otro?"

Esta vez el sorprendido fue él y después mirar a todos lados para ver si alguien me había oído, me dirigió una tímida mirada y se quedó callado y pensativo. Le había dejado completamente descolocado, en verdad si lo piensas es algo bastante normal en los hombres cuando una se lanza y es más atrevida de lo que ellos esperan, no pude evitar que en mi cara dibujase una ligera sonrisa triunfadora.

- "Es una pregunta sencilla. Basta con un simple sí o no" dije ante su silencio, "si es no, no pasa nada, entenderé que sólo se trataba de una fantasía" añadí tratando de arrancarle alguna respuesta. Y le pregunté nuevamente:
- "Te gustaría verme con otra polla en la boca?" Dije muy lentamente sonriendo y lamiendome los labios.

Tanto silencio empezaba a hacerme pensar que había metido la pata, que no habían sido más que fantasías suyas y yo una idiota por haber terminado creyéndomelas, pero de repente un casi imperceptible y tímido sí salió de sus labios. No me lo podía creer, ¿había dicho sí?, una cosa era fantasear con el calentón mientras follamos y otra admitirlo así en frío. Dudé un segundo sin saber que hacer, pero me decidí a seguir adelante a ver si realmente era cierto que quería verme así.

- "¿En serio quieres verme así? ¿Estas seguro? ... no pareces muy convencido" insistí ante su tímida respuesta.

- "Sí, sé que te lo he propuesto muchas veces y..." tomó aire un instante y continuó convencido de su decisión "y me gustaría probar al menos una vez a ver que tal".

- "¿Incluso si es sólo para mí?" pregunté para ver que pretendía de un chico.

- "Sí, claro, sin problema, esa es la idea, los dos contigo" contestaba seguro.

- "¿Y si fuese con alguien conocido?" quise ponerle más a prueba.

- "¿Conocido?... ¿en quien estás pensando?" preguntó algo asustado.

- "Bueno... algunos compañeros de trabajo no están mal" le dije burlona.
Para mí tenía un morbo tremendo, y más que nada quería ver como reaccionaba ante la imaginación de verme con alguien conocido. La verdad, no me importaría darle un repaso o mejor que él me lo diera a mí, pero no era mi intención ponerle en un aprieto delante de un conocido, sólo quería comprobar cuanto quería esto.

- "¿y como le proponemos algo así?"

Esto si que me dejo muerta, no me decía que no, sino que no sabía como decírselo. Estuve a punto de decirle que si quería verme follar tendría que ser él, pero no quise ser tan dura ni comprometerle tanto. Tenía otra opción en mente.

- "He pensado que sería mejor con un desconocido que me ligue, por aquello de que desaparacerá en pocos días."

... entonces ¿no será nadie conocido? ... esta bien, me parece bien" añadió aliviado, al saber que no sería con un amigo.

- "Pero tendrá que ser con una condición".

- "¿De que se trata?" dijo impaciente.

- "Será sólo para mí, si quieres que entre en esto, la primera vez será sólo para mí y tu sólo mirarás" era mi prueba final, si de verdad pretendía que jugásemos a ser liberales quería asegurarme de que él lo era de verdad y que lo soportaría sin celos.

- "Esta bien, me gustaría participar pero... acepto que sea así por ser la primera vez" dijo resignado como un niño castigado, "pero solamente por ser la primera vez" volvió a insistirme. En todo caso, seré yo que te de permiso a hacer algo.

Cuando volvimos a casa mi marido nada más entrar me quiso follar, ni siquiera me había sacado toda la ropa cuando ya lo estaba notando su polla entrando y saliendo de mí, follándome casi salvajemente, casi violándome, no paraba de preguntarme si se la quería chupar al chico, o como quería que me follasen, o que les pensaba dejar hacerme. Estaba tan excitado que incluso repitió casi sin parar, su polla casi no se vino abajo después de correrse y volvió a ponerme a cuatro patas, hacía tiempo que no me follaba así y mucho menos dos seguidos. Sin duda la idea que tenía en la cabeza le estimulaba y mucho.

Dos semanas más tarde repetimos, pero esta vez había reservado un hotel en la misma localidad.

Mi marido acompañó al chico hacia donde yo estaba y me lo presentó, todos cruzamos unas ligeras sonrisas nerviosas. Notaba como el chico me observaba de arriba a abajo disimuladamente. Yo tenía el pelo suelto y escondía mi cara tras unas enormes gafas de sol, llevaba un vestido veraniego sin mangas de falda corta y unas botas de tacón alto.

- "Bueno... ¿dónde está esa cervecería?" dijo mi marido rompiendo el hielo.

- "Está aquí cerca, a un par de calles... ¿vamos?" respondió el chico.

Nos pusimos en camino hacía allí mientras cruzábamos preguntas sin mucha importancia por el camino, ¿que calor no?, ¿eres de aquí?,...

Casi sin darnos cuenta, ya estábamos ante la puerta, era un pequeño pub irlandés, todo decorado en madera y tenía unas escaleras que daban a una planta superior abalconada hacía la zona de la barra. Parecía el lugar perfecto para hablar los tres tranquilos sin ser molestados. Ellos pidieron unas cervezas y yo un vino, después estuvimos hablando mientras bebíamos hasta casi olvidarnos de porque estábamos allí.

- "Tengo que ir al aseo ¿pido algo más?" interrumpí yo un momento.

- "Yo aún tengo cerveza" respondió mi marido.

- "Yo estoy bien así, gracias" dijo el chico.

En realidad, no tenía ganas de ir al aseo pero sí necesitaba aclarar mis ideas un poco. El chico me había caído bien pero de ahí a follar con él me parecía un poco fuerte a pesar de lo excitada que estaba. Quedé pensativa unos segundos ante el espejo hasta que una ligera vibración me devolvió en mi, eran unas bolitas chinas que tenía puestas desde por la mañana, el chico me había pedido que las llevara para el encuentro y mi marido también quiso que las llevara cuando se lo conté. La verdad es que el morbo de la situación me tenía toda excitadísima, tome aire y le dije a mi reflejo "es él quien quiere verte follar ¿no?, no seas tonta y fóllatelo, sólo será un polvo". Me arreglé un poco el pelo, respire profundo una vez más y salí del aseo decidida a probar.

- "yo creo que dirá que sí", escuché a mi marido decir al regresar a la mesa.

- "que diré que sí ¿a qué?" pregunté cogiéndolos por sorpresa a los dos.

- "pues... a lo que hemos venido ¿no?" preguntó mi marido como temiendo haber metido la pata.

- "yo iba a preguntarte antes si querías seguir con esto pero... como ya has respondido por mí" dije irónica y continué más burlona "mejor ve pagando la cuenta, cornudito mío"

Mi marido no dijo nada, se disponía a levantarse decidido a pagar.

- "No, espera, sólo bromeaba ¿en serio quieres que sigamos?" le volví a preguntar.

- "Si sabes que sí" respondió como si le hubiese hecho una pregunta absurda mientras reanudaba su camino hacia las escaleras para pagar en la planta baja.

- "¿Y tú? ¿tu quieres seguir?" me preguntó el chico al girarme en la silla hacia él.

No dije nada, sólo sonreí algo nerviosa mientras extendía mi mano izquierda cerrada hacia la suya para entregarle algo, él abrió su mano y dejé caer el tanga negro que había llevado puesto hasta hace un momento antes de salir del aseo. Era también algo que me había pedido, habíamos acordado que se lo regalaría tanto si hacíamos algo como si no, aunque nunca había pensado en dárselo si al final decidía que no.

- "Bueno, espero que te portes bien" le dije.

- "No haremos nada que tu no quieras" me respondió mientras acercaba mi tanga a su nariz para olerlo, me excitó muchísimo verle hacerlo.

- "Sí, eso ya lo dejamos claro antes de quedar, pero quiero hacerlo como en el relato que escribiste"

- "Bien, me parece bien"

- "¿Te acuerdas de que me pedías que trajese puesto?" me lancé atrevida algo más confiada ya.

- "Claro, te daba a elegir entre unas bolas chinas y un plug" respondión algo tímido.

- "¿Te apetece comprobarlo?" y atreviéndome aún más recogí hacia arriba la corta falda de mi vestido y separé mis piernas ligeramente.

No me creía aún lo que estaba haciendo pero estaba lanzadísima, quizás por lo excitada que estaba desde por la mañana, necesitaba que alguien me follase y pronto.

Tome aire un segundo mientras el chico acercaba tímidamente su mano hacia mi sexo para palpar como el cordoncito de las bolitas salía de mi depilado coño. Apenas le dejé tocar unos segundos, estaba muy excitada y no quería que su roce pudiera hacerme correrme allí mismo.

Retiré su mano y me giré sobre la silla hacia la baranda que daba al piso inferior para ver si mi marido había pagado ya. Desde esa posición también veía si alguien subía o no. Entonces, sin mirarle, me levante la falda por detrás y le mostré al chico la base del plug que asomaba introducido en mi culo. Quede así un instante, hasta que noté su mano acariciándolo, le dejé un par de segundos y me puse de pie dejando caer mi vestido a su sitio.

- "¿Nos vamos ya?" le sugerí.

El chico se levantó tratando de disimular la erección que estaba teniendo. Yo sonreía satisfecha de verle así.

- "Si te portas bien podrás meterme todo esto pronto" le dije al oído acariciando con mi mano el bulto en su pantalón, ya hacia rato que tenía curiosidad por sentir como era.

El aprovechando que me tenía tan cerca me besó y sin resistirme me entregué a su lengua por completo hasta que quiso parar. Mi marido nos observaba y esperaba desde la escalera, le sonreí satisfecha al cruzar delante de él y nos pusimos en camino hacia el hotel donde nos alojábamos.

Por el camino mi marido se mantuvo detrás a unos metros como le había pedido yo, para que pudiese verme agarrada a él o dejándome tocar el culo de vez en cuando.

Eran las 13:10, no tardamos en llegar al hotel que estaba también en el centro de la ciudad, en un barrio muy turístico y tradicional, era un hotel pequeño en una de las estrechas calles típicas de la zona pero ideal porque con tanto turista una pasaba desapercibida.

Cuando llegamos al hotel mi marido entró a pedir la llave mientras yo aprovechaba para besar una vez más al chico y dejar que sus manos me siguieran explorando. Pronto nos interrumpió un carraspear, mi marido me mostraba la llave de la habitación en su mano. Casi se la arrebaté y tiré del chico hacia adentro.

- "Déjame 5 minutos" le dije a mi marido en la puerta del ascensor antes de que él entrara.

No pensaba hacer nada especial pero quería pegarme el gusto de disfrutar un instante a solas y de camino recordarle así que no era él quien me iba a follar, que le iba a hacer un cornudito.

Nada más cerrar la puerta de la habitación el chico me atrapó contra ella besándome y metiéndome mano sin cortarse, yo estaba tan excitada que le dejaba hacer. El chico, sabiendo que mi marido aparecería pronto, de repente se detuvo para pedirme que me desnudase mientras retrocedía unos metros para observar como lo hacía.

Yo como la que lleva una camiseta me saqué el vestido por la cabeza y lo arrojé sobre la cama sin más, no llevaba sujetador.

- "Tampoco llevaba ropa como para un strip-tease" bromeé.

Se sonrió pero no dijo nada, se limitó a observar mi cuerpo desnudo de arriba a abajo detenidamente, luego me pidió que diese la vuelta girando lentamente, hasta que estuve frente a él de nuevo. Me sentía totalmente expuesta ante un desconocido, era una sensación extraña pero también me estaba excitando muchísimo.

Fui a decir algo en ese momento pero con un dedo suyo silencio mis labios, y después dejando caer su mano desde mi boca, acariciando mi piel, comenzó ahora él a girar a mi alrededor despacio.

- "Me va a encantar follarte" me susurró al oído tras recorrerme entera.

"Sí, eso es lo que necesito pero ya" pensé yo, necesitaba que me follasen ya y me abalancé sobre él para desnudarle, casi le quería arracar la ropa con mis manos. De pronto, llamaron a la puerta, me giré y abrí la puerta por completo de una vez.

La cara de sorpresa de mi marido me hizo caer en cuenta de que había abierto la puerta totalmente desnuda, por suerte no había nadie más en el pasillo pero creo que estaba tan excitada que me hubiese dado igual o a lo mejor hasta me lo hubiese follado también.

- "Entra ya de una vez" y tras cerrar la puerta añadí "iros desnudando mientras yo voy al baño" aquello sonó casi como una orden.

Cuando salí del baño estaban los dos desnudos, yo me había quitado el plug y lo llevaba en mi mano. Cogí una silla y la coloque pegada a los pies de la cama mirando hacia el cabecero, después le pedí a mi marido que se sentase ahí. Me sorprendió ver que tenía la polla completamente dura, pensé que eso significaba que esto le estaba gustando.

- "Antes ven aquí e inclínate" le dije aplicando al plug un poco de lubricante que saqué de nuestra pequeña maleta.

- "Pero..." no le deje acabar la frase.

- "Habíamos dicho que me dejarías hacerlo como en el relato ¿no?" le recordé maliciosamente.

Mi marido no dijo nada, se inclinó y separó los cachetes del culo para dejarme hacer. Traté de ponérselo lo más delicadamente posible pero no pude evitar que se le escapara un quejido cuando al final el plug se me deslizó un poco al introducírselo del todo. Después obediente se sentó en la silla mirando al cabecero de la cama como la había colocado. Para mi sorpresa otra vez, seguía teniendo una erección tremenda, en cierta manera me alegraba de que fuese así, pensé que si era por el plug quizás más adelante pudiera ver cumplida una fantasía mía de verle con un chico.

- "Saca fotos pero no puedes tocarte, no puedes masturbarte hasta que hallamos acabado" le dije a mi marido dándole nuestra cámara de fotos, era lo que habíamos pactado antes de quedar con el chico.

Me coloqué de rodillas a la izquierda de mi marido pegada a sus piernas y le dije al chico que se pusiera al otro lado, a su derecha. Acerqué al chico con mi mano hacia a mi y comencé a acariciar su polla suavemente, la de mi marido se volvió a poner más dura al verme.

- "Mira y disfruta" le dije a mi marido poco antes de introducirla en mi boca.

El clic de la cámara parecía no parar mientras yo me tragaba la polla del chico, entraba y salía de mi boca, le pasaba la lengua, paraba un instante para masturbarle un poco con mi mano y volvía a empezar. Me tenía excitadísima la situación, le estaba chupando la polla a otro prácticamente encima de mi marido, y este lejos de molestarse parecía volverse loco haciéndome fotos.

Poco después no aguantaba más, paré y le indique al chico que se pusiera un condón mientras yo me tumbaba a los pies de la cama, a lo ancho de forma que mis caderas quedaban a la altura de las rodillas de mi marido. Un suspiro de excitación se me escapó mientras me sacaba las bolitas chinas.

Miré un instante a mi marido, no perdía ocasión para hacer alguna foto más, parecía no querer perder detalle. Mientras, el chico sobre la cama se colocaba en posición. Se inclinó un poco sobre mi de rodillas entre mis piernas, con una mano se apoyaba en la cama y con la otra me acarició suavemente los pechos un instante, luego se inclinó un poco más y me besó. Mi respiración era agitadísima, notaba sobre mi coño el roce de su polla preparada para follarme. Entonces, sin parar de besarme con su mano la colocó en mi entrada y comenzó a presionar, poco a poco se iba introduciendo suavemente, no le costó mucho, estaba hiperlubricada. Finalmente, solté un fuerte gemido cuando sentí su polla completamente dentro de mí, y comenzó un lento vaivén hacia adentro y afuera de mi.

No quería correrme aún pero sabía que no iba a tardar mucho. Comenzó a acelerar su ritmo, entraba y salía de mí más fuerte, después comenzó a follarme con un movimiento más corto y rápido, y volvía follarme fuerte. No tardamos en cambiar de posición, me colocó de rodillas frente a mi marido, tan cerca él y del borde de la cama que para mantenerme tenía que apoyar mis manos sobre sus hombros.

Tenía cara a cara a mi marido, le miraba a los ojos y no pude ni quise disimular mi placer a sentir la polla del chico entrar en mí otra vez, mis nalgas temblaban con cada empuje del chico y me ponía a mil estar haciéndolo así frente a mi marido. Me incliné un poco más y acerqué mi boca su oído para que sintiera hasta el más leve de mis gemidos, también observaba de vez en cuando su polla que parecía que iba a reventar y le susurraba "¿te gusta como se follan a tu mujer?" "¿es esta la putita que querías ver?". Pronto no pude aguantar más, noté como me venía y agarrándome fuertemente a su cuello me corrí gimiendo todo lo que quise. El chico continuó follándome en la misma postura sin parar y ahora yo casi posaba ante la cámara disfrutando de su polla.

Le pedí cambiar de posición, quería sentarme sobre él y montarle yo, pero no me dejó sino que me pidió que me tumbara de nuevo y el también se tumbó a mi lado.

- "Voy a enseñarte algo nuevo" me dijo el chico, no pude evitar sonreírme, había follado con mi marido de mil y una formas, no creí que pudiera enseñarme nada nuevo pero le dejé probar a ver.

Me separó las piernas y acercó su boca a mi coño, comencé a sentir su lengua acariciando suavemente mi clítoris. "Menuda novedad" pensé burlona, pero no iba a pararle, si quería comerme el coño pues que me lo coma. Poco después noté como introducía un dedo y comenzó a agitarlo en mi interior, no sabía que es lo que me estaba tocando por dentro pero me estaba haciendo retorcerme de placer.

Era una sensación distinta, lo sentía como desde dentro del abdomen, me estaba haciendo gozar de verdad pero también me estaban empezando a dar ganas de orinar terribles, le pedí que parara o me iba a mear, pero me dijo que me dejara llevar y siguió comiendome con su lengua y tocándome ahí con su dedo más rápido, no pude aguantar más y me solté salpicando por todos lados a la vez que mi cuerpo convulsionaba en un otro orgasmo mucho más intenso que me dejó las piernas temblando por completo y casi sin respiración. No sé que me había tocado pero me había encantado.

Intenté seguir pero tuve que tomarme unos segundos para recobrar el aliento, el chico mientras me esperaba masturbándose suavemente y mi marido seguía con sus fotos.

"Voy a hacerle un regalito sorpresa" me dije y en cuanto me recuperé, me levanté y coloqué a mi marido sentado en la silla a los pies de la cama como antes pero esta vez de lado.

- "Coge el lubricante" le dije al chico mientras me recostaba sobre las piernas de mi marido estirando mi cuerpo hacia la cama en dirección al cabecero.

"Se lo ha ganado" le dije a mi marido y sin dejar de mirarle viciosamente, arqueé mi espalda alzando ligeramente mi trasero, no hacía falta decir más, quedaba claro lo que estaba ofreciéndole al chico. Notaba la polla de mi marido dura bajo mi pubis, era evidente que disfrutaba viéndome hecha una zorra, y a mí me estaba gustando también.

El chico cogió las bolitas y me las colocó de nuevo, quería que las sintiese vibrar con cada culeada. Un instante después noté sus dedos lubricando mi entrada, no me hacía mucha gracia que me follasen por ahí pero me daba mucho morbo que mi marido viese como le recompensaba por una buena follada, a él casi no le dejaba tocarme ahí.

Noté como la polla del chico presionaba tratando de entrar empujando suavemente, poco a poco iba abriéndose camino muy suave, pero aún así no pude evitar soltar un pequeño quejido.

- "¿Quieres que pare?" me pregunto el chico, temiendo estar haciéndome daño.

- "No, no pares, fóllame el culo, quiero entregártelo aunque me duela" dije sin dudarlo.

Continuó empujando su polla dentro de mi culo poco a poco hasta que la tuve metida por completo, en algunos momentos tuve que morder la almohada para callar mi quejido pero no quería que parase, pronto el dolor cedió y comencé a disfrutar de su follada, notaba como las bolitas se movían dentro de mí con cada embestida suya y con el roce de la polla de mi marido dura acariciando mi coño no tardé mucho en tener otro orgasmo, algo más suave pero lo disfrute igualmente.

De repente, el chico paró y salió de mí, me hizo girarme sentándome en la cama y tras sacarse el condón comenzó a masturbarse rápidamente frente a mí hasta correrse, sentí salpicar y resbalar su leche en mi pecho casi a la altura del cuello. Yo le sonreía satisfecha.

- "Para que huelas a zorrita" me dijo extendiendo su corrida con sus dedos por los lados de mi cuello como si fuese un perfume.

Después me detuvo cuando fui a levantarme y me pidió que sacara la lengua, acercó su polla y escurrió una última gota en la punta. No dude en tragármela y volver a sacar la lengua mostrándosela limpia, miré sonriente a la cámara que no había perdido detalle y ahora sí me levanté para besar al chico bien a gusto, después aproveché que el chico fue al aseo para sentarme sobre las piernas de mi marido.

- "¿Te a gustado?" le preguntaba casi extasiada abrazada a su cuello.

- "Sí, ¿puedo ya?" respondía impaciente por masturbarse.

- "Shhhh, te has portado muy bien y a ti también te recompensaré... pero aún no" sonreía maliciosa, su cara era casi de suplica. "Dime, ¿de verdad te ha gustado verme?" insistía aunque estaba casi segura de la respuesta por las veces que le ví empalmado.

- "Sí, pero no puedes dejarme así, necesito corr..." interrumpió su frase al salir ver el chico del baño.

- "Lo siento pero tengo que irme ya casi" dijo el chico mirando su reloj, eran las 14:00, "si os apetece podemos tomar otra cerveza rápida de despedida por aquí cerca"

- "¿No puedes quedarte otro rato?" pregunté apenada, me hubiera gustado seguir un poco más, esta vez con mi marido, el respondía que no con su cabeza, "Bueno, entonces vale, tomemos esa cerveza" me apresuré a responder, tenía algo de sed.

- "¿Y yo?" protestó mi marido.

- "Nosotros acabaremos luego, además ya es casi hora de comer, seguiremos por la tarde" le dije a mi marido.

- "Pero..." se calló, no dijo más aceptando mi decisión y se levantó hacia el baño.

- "¿A donde vas?, visteté" dije deteniéndole, el chico estaba casi vestido ya y yo me había deslizado dentro del vestido de nuevo rápidamente.

- "Voy a quitarme antes esto" dijo refiriéndose al plug.

- "De eso nada, quiero que te lo dejes puesto, yo lo llevé antes y me estuviste calentando toda la mañana con eso, ahora tú, te toca a tí ir calentito y llevándolo, además yo también llevo las bolitas aún" dije al notarlas moverse de nuevo, casi ni me acordaba.

Dudo un instante antes de complacerme, pero debió verme claro que no pensaba dejar que se lo quitase, ese plug era mi oportunidad para tal vez verle jugar con un chico más adelante y no pensaba perderla. Le dejé vistiéndose mientras me adelantaba con el chico a un bar cercano a tomar algo. Estuvimos charlando riéndonos de los miedos antes de empezar y de lo bien que lo había pasado, sobre todo yo.

Poco después apareció mi marido, me sorprendió ver como le daba las gracias al chico por todo, nunca pensé que pudiera ser tan liberal, incluso comentó la posibilidad de quizás volver quedar alguna vez, aunque yo estaba segura de que me iba a exigir hacer un trío una chica antes de pensar en repetir.

- "Bueno, si escribes otro relato que nos guste bastante te prometo hacerlo realidad" le dije al chico antes de despedirnos con un beso delante de todos sin importarme quien viese, "una cosa sí, me debes un tanga, recuerdalo"

- "¿lo harías con mi marido?... es sólo una idea para que te sirva de inspiración..." le susurré al oído picarona.

El chico se despidio dandome un cachete en el culo y nosotros nos quedamos un ratito más tomando unas tapas, por supesto que me lo tomé con calma, relajada porque estaba disfrutando de tener así a mi marido. Casi una hora después volvimos al hotel, a mí me apetecía descansar un poco pero sabía que mi marido no me dejaría hasta haberse corrido.

- "Desnudate anda" le pedí a mi marido ya en la habitación, no tardó casi nada en hacerlo, yo también lo hice y me senté en la cama "siéntate en la silla" añadí mientras yo sacaba la cámara para repasar las fotos.

- "¿Lo vamos a hacer en la silla?" me preguntó sorprendido.

- "No, te tienes que masturbar tu sólo, ese era el trato ¿no?"

- "Pero... me habías dicho antes que" le corte la frase.

- "Shhh, lo sé pero eso será esta noche, ahora quiero ver las fotos contigo mientras te masturbas".

Antes de mostrar la segunda foto la polla de mi marido estaba ya durísima y sin decir nada comenzó a hacerse una paja, yo iba susurrándole al oído para calentarlo, comentando cada foto... ¿te gusta está?... mira como se la chupaba aquí... me ha hecho sentirme toda una putita... te pone que me trague así la polla de otro ¿verdad?... ¿todavía me huele su corrida?, le decía acercando mi cuello a su nariz, por donde me hecho toda su leche. Apenas llevabamos cinco o seis fotos cuando empezó a correrse.

Después de todo estaba sorprendida de que le pusiese tanto verme así. Mientras mi marido se fue a limpiar al baño, me quedé pensando que debíamos hablar de lo que habíamos hecho, era evidente que esto iba a dar un giro a nuestra relación, no me parecía mal pero sí era una forma distinta de entender la pareja. Decidí que lo hablaría con él más tarde, ahora quería descansar un poco así que me recosté en la cama, aún notaba las bolitas moverse dentro de mí pero no me las quise sacar todavía, seguramente echaríamos un polvo después de la siesta o por la noche. Pero eso ya es otra historia ...