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Gracias a todos/as.

Soy consciente que este blog, que nació de manera privada para compartir entre mi mujer y yo, ha ido creciendo. No son muchos los comentarios que recibo en él, pero si los comentarios de apoyo y reconocimiento.

Y ya son 6 años. Una característica que veo de la mayoría de blogs de este tipo es que duran unos dos o tres años y son abandonados o cerrados por sus creadores.

No está en mi mente cerrar este por el momento, asi que a disfrutar, que hay cuerda para rato.


Vaya regalo de Cumpleaños

Ella estaba impaciente.

Dentro de una semana él cumpliría su cumpleaños. Su matrimonio había perdido la chispa que tanto habían tenido. Eran muchos los matrimonios que llevando igual cantidad de tiempo se desmoronaban, por eso estaba decidida a hacer hasta lo imposible para que a ellos no les sucediera lo mismo. Haciendo una lista mental con todas las cosas que debían mejorarse en su matrimonio, llegó a la conclusión de que la más urgente era la parte sexual. Cada vez le dedicaban menos tiempo a los preliminares, ya nunca se disfrazaban y hacían juegos de rol ni lo hacían a cualquier hora y en cualquier lugar de la casa.

Es cierto que teniendo hijos la cosa cambia, que los tiempos ya no son los mismos, y que no se puede tener sexo en la mesa de la cocina si los niños están por levantarse a desayunar,

Pero ¡vamos! Que hay muchísimas alternativas y no hay por qué dejarse estancar. A esa conclusión llegó Cristina, y se puso a maquinar montones de ideas para tener una gran noche de placer el día de su cumpleaños. Tenía que ser una idea realmente magnífica, que lograra reavivar la pasión. Pensaba y descartaba ideas continuamente hasta que se dio cuenta de algo.

Sólo necesitaba hacer memoria. Es que Jaime, su marido, antes siempre le contaba los sueños húmedos que tenía, o con lo que fantaseaba, Entonces solo era cuestión de rememorar alguna de esas fantasías que nunca se hubiesen realizado, y cumplirla. Su cabeza no paraba. Jaime había sido tan caliente que siempre estaba contándole alguna de sus fantasías a Cristina para hacerla mojar. Pero ahora que recordaba todo desde cierta distancia, se dio cuenta de que había una fantasía que, salvo por algunos detalles, Jaime siempre mantenía: hacer un trío, o verla a ella con otro.

Era algo muy fuerte, pero si lo soñaba tanto, era porque lo quería ¿o no?

Cristina se dio cuenta de que todo el tiempo había tenido frente a sus narices la solución, la vuelta de tuerca que le faltaba a su vida sexual. Él le había enviado incontables señales, y ella como una tonta no las había sabido leer. Definitivamente, tantos años de paciencia y de espera tenían que tener una buena recompensa. ¡Lo iba a volver loco, y de paso, ella iba a vivir una fantasía que también tenía, pero no había compartido con nadie!

Mientras Cristina juntaba coraje para pensar en un tercero, ocupaba su tiempo poniéndose a tono. Fue a un centro de estética a que la depilaran bien. A ella no le gustaba afeitarse, porque la piel quedaba áspera, así que siempre depilaba con cera sus piernas, y los bordes de su sexo. Sin embargo esta vez hizo algo distinto. En lugar de dejar su sexo con un prolijo triangulito de vello, lo quitó completamente quedando suavecita y peladita como una bebé.

A la depilación le siguieron manicura, pedicura y por supuesto compra de lencería. Medias negras a mitad de muslo, con una línea roja recorriendo desde su talón hasta el borde superior de la media. Coulotte de gasa también negro, formado por diminutos voladitos y que dejaba traslucir su nueva sexo pelado. Usaría un corsé que su marido le había regalado pero aún no había estrenado. Ya no lo podía dilatar más.

Tenía que hablar con el tercero. Por su mente habían pasado varios hombres: un compañero de trabajo, un amigo de ambos, etc.  Como proposiciones no le habían faltado a ella, porque muchos hombres le tiraban indirectas, tres días antes del día D, Cristina le hizo una propuesta un poco indirecta a Martin. Éste era soltero y atractivo. Pero no sabía como reaccionaría, y sobre todo, tenía miedo de lo que podría pensar él. Se lo hizo venir bien para dejarle saber que a su marido le encantaría de regalo de cumpleaños hacer un trío y verla con otro. Le dijo que creía que su marido estaba loco, pero cuando vió que él le contestaba que no era ninguna locura, y que él medio en broma, aceptaría de buen grado su invitación. 


La propuesta estaba hecha muy discretamente, y cuando vió que sus ojos parecían que se iban a salir de sus órbitas, y su pene del pantalón, que pudo observar con disimulo, como sólo saben hacer las mujeres, ya lo tenía claro. Tenía el candidato.  

Cristina se justificó en que sólo faltaban 3 días y no conocía a nadie más que le gustara. Martin entendió el ofrecimiento y el piropo, y le dijo que no se preocupara. Él ocuparía ese lugar con mucho placer. Fué tan decidido que hasta le dijo que no se preocupara, que él reservaría una habitación de hotel en la ciudad.

Llegó el día, o mejor dicho la noche de su aniversario. Jaime había pasado el día trabajando, y no había recibido su regalo.

Cristina le envió un mensaje al móvil:
"AMOR, HOY ES TU CUMPLEAÑOS, LÁVATE BIEN Y VE A LA HABITACIÓN 169 del HOTEL CONTINENTAL. TE HE DEJADO LA LLAVE EN EL BAÑO. CUANDO LLEGUES A LA HABITACIÓN, DESNÚDATE, Y ESPÉRAME. TENEMOS MUCHO QUE CELEBRAR. AVíSAME CUANDO ESTÉS PREPARADO. FELICIDADES. TE AMO"  

Le había entrado esa excitación que tanto le gustaba de pensar que le estaría esperando. No tardó ni 5 minutos en salir para el hotel. Ni lento ni perezoso Jaime siguió las indicaciones de su esposa y se dió una buena ducha. Cuando salió de la ducha, envió un mensaje a su mujer diciendo que estaba preparado, y se puso a leer un poco para distraer su excitación evidente. No tenían muchas oportunidades de estar solos, y estaba contento porque su mujer había pensado en una, y hasta había reservado un hotel, pensó él.

Pero nunca, nunca, jamás pensó en encontrar lo que vio cuando abrió, tras oir una sutil llamada, la puerta de su habitación.

Jaime abrió la puerta desnudo y muy nervioso.

Su esposa vestida de manera infartante con unas botas de tacón muy altas, estaba frente a él con tres botellas de cerveza en la mano. Pronunció un

- FELIZ CUMPLEAÑOS, MI AMOR !!!

Ella dió un paso al interior y le besó. Él tenía alguna duda en su mente, y lo único que supo decir es:
- 3 cervezas, ¿mi amor?

-Sí, respondió ella. Una para cada uno. Dicho esto de un lado de la puerta apareció un hombre. Cristina le dió la mano. Te presento a Martin. 

Jaime por un momento se quedó allí de pié desnudo de piedra y mudo, ya que había pensado que su mujer nunca aceptaría la fantasía de compartirla con otro, pero estaba claro es que ese hombre estaba ahí y la oportunidad era real. Por un momento no sabía que hacer, y el nerviosismo era evidente. Pero Cristina entrando léntamente y apretándose contra su cuerpo desnudo le susurró muy lentamente en la oreja que solo estaba cumpliendo su fantasía. Y aunque su mente no acababa de procesar lo que estaba sucediendo, su cuerpo lo hizo rápidamente, agolpándose la sangre entre sus piernas.

Cristina al sentir contra su vientre la verga dura de su marido esbozó una sonrisa como la de un gato relamiéndose, y apretando su mástil con una mano lo besó con pasión, a la vez que cogiéndole el mastil, le llevó al interior. Jaime notó que el aroma de sus esposa era de haber bebido alguna copa. 

Cuando llegaron al interior, los labios de Jaime se abrieron para responder a los de su esposa, sus manos apretaron ese culo que tanto le gustaba. Estaban tan perdidos en su abrazo que no notaron que Martín se acercaba por detrás de ella. Era más que evidente que Jaime no lo rechazaba, así que no había más que hablar. Cuando llegó a donde estaba la pareja se pegó a la espalda de Cristina y besó su nuca. Jaime jadeó al sentir el contacto del cuerpo de su amigo contra sus manos, que seguían en el culo de Cristina.

En ese momento fue consciente de lo que estaba haciendo, que estaba compartiendo a su esposa con otro hombre.

Martín acarició las tetas de Cristina, rozando sus pezones por encima de la tela del vestido ajustado que se había puesto. Su boca se trasladó desde la nuca hasta el lóbulo de la oreja derecha de ella. Tantas sensaciones juntas en el cuerpo de Cristina, la hicieron jadear y contonearse.

Jaime se alejó un instante para observar a su mujer en brazos de ese desconocido hasta ese momento y al ver las manos de éste rozando los pezones de ella, decidió que ya era hora de que pudiera tocar piel en lugar de la gasa de la ropa interior. Le desabrochó la cremallera trasera del vestido, y Martín desde atrás lo desprendió. Era su primer movimiento conjunto. 


Después bajó el coulotte y al ver a su esposa totalmente depilada, ya no pudo apartar la vista de tremendo espectáculo. Se agachó y desde abajo miró a Cristina hundiendo su lengua entre sus piernas. Cristina jadeó. 
Martín le pellizcó los pezones a Cristina mientras le sacaba el vestido, quedando únicamente solo con sus zapatos de tacón y medias.

Estuvieron unos instantes así. Cristina mientras tanto con una prodigiosa habilidad había desabrochado los pantalones de Martin, y los había bajado. Le agarraba la dura verga mientras seguían en un beso profundo.

Cristina se puso muy lentamente de rodillas enfrente de ese miembro. Miró a su marido enseñándole el miembro que tenía en la mano, y dejándole entrever lo que iba a hacer.
Cristina se giró para ver de frente a Martin, y ofrecer su culo a su marido. Ella besó apasionadamente a Martin mientras su marido hundia su boca en el precioso culo de Cristina.


Empezó a deslizar suavemente la lengua por el tronco, pero cuando sintió la boca de su marido contra su trasero húmedo abrió completamente su boca y engulló la verga que tenía delante. Martín estaba muriendo de placer, Cristina chupaba verga como si su vida dependiera de ello, succionaba su tronco, chupaba sus pelotas, las amasaba y meneaba su culo para pegarlo más a la cara de su marido. Jaime nunca había probado a su mujer así, sin la barrera del escaso vello que siempre se dejaba. Estaba fuera de sí, chupaba su clítoris, hundía la lengua en el coño empapado por el placer, sentía los ruidos que hacía su mujer al chupar la verga de otro hombre y solo deseaba devorarla más, darle todo lo que  ella necesitaba.  

Cristina jamás en su vida había hecho algo así, y las sensaciones eran tan intensas que no sabía cómo lo había evitado  durante tanto tiempo. La boca de Jaime trabajaba tan bien su coño que en poco tiempo empezó a llegar a su límite. movía sus caderas cada vez más rápido, chupaba con más fruición, hasta que con el último resquicio de cordura sacó la verga de su boca para no morderla, y se dejó llevar por el éxtasis, y mientras apretaba con fuerza los glúteos de Martin, tuvo un orgasmo devastador. 



Era la primera vez que se corría en boca de jaime, pero es que el morbo de esa situación la sobrepasó, y se dejó ir.

Cuando terminó quedó tirada en el suelo, con cara de querer más. Jaime la subió a la cama y le hizo saber que había llegado el momento de que ellos gozaran tanto como ella.

Jaime autorizó entregando un preservativo a Martin, a que cogiera a su esposa.

Se tumbó boca arriba y Cristina se tumbó encima suyo, abrazándose y besándose. Mientras Martin se preparaba para penetrarla desde detrás.

Jaime mientras  tenía una tarea mucho más dulce, preparar ese rico culo para su invasión. Buscó entre sus cosas un tubito de lubricante. Cristina llevaba muchos años siendo penetrada únicamente por la verga de Jaime, de modo que inmediatamente notó diferencias con la de Martín. La de éste era curvada, rozando zonas que la de Jaime no, además tenía una base más ancha. La de Jaime era mas corta.

Cuando sintió el dedo de Jaime hurgar en su fruncido ano, por un momento se puso rígida. Ella al pensar en un trío, había imaginado a uno por el coño y otro por la boca, nunca dos por sus entradas inferiores, siendo tan delgada la separación entre ambas. Luego pensó que no importaba lo que ella hubiera pensado, esto era para Jaime, y si él quería que lo hicieran por culo y concha a la vez, así sería. Jaime la había penetrado muchas veces por detrás y a ella le gustaba. Jaime sumergió en el culo de su esposa otro dedo, y al moverlos sintió la verga de su amigo.

Movió sus dedos como tijera para acostumbrar más rápidamente a su esposa a estar invadida por dos lados a la vez. Pasados unos momentos, Cristina empezó sola a moverse contra los dedos de Jaime, buscando que la penetraran más. Su esposo de inmediato interpretó las señales y untando su verga con lubricante, y pidiendo a Martín que se quedara quieto un momento, comenzó a entrar en el culito de su esposa. Cristina sentía que iba a reventar, nunca antes se había sentido tan llena. Los dos hombres se movían sincronizadamente, cuando uno entraba, el otro salía, pero nunca la dejaban vacía. Siempre había una verga dura adentro de ella, siempre había una cabeza entrando, siempre había un tronco saliendo.

Martín estaba extasiado. El sentir otra verga friccionando contra la suya, separadas únicamente por una delgada piel le generó sensaciones nuevas, que nunca podría lograr penetrando solo a una mujer. Era el cielo y el infierno. Se sentía tan apretado, que creía que iba a morir en cualquier momento. Jaime pellizcaba los pezones de su esposa, los estiraba, los estimulaba y envestía cada vez más rápido y más profundo dentro del canal apretado de su culo.

Martín de inmediato se acopló a los movimientos de su amigo. Estaban frenéticos, resoplaban sobre Cristina. Martín no podía más, venía aguantándose desde la mamada y dando un último empujón, se descargó. Jaime sintió los movimientos espasmódicos de su amigo acabando y también se dejó llevar, llenando con su leche caliente el culo de su esposa.

A Cristina le bastó sentir el primer chorro de leche dentro de ella para alcanzar el orgasmo una vez más, y gimiendo muy muy fuerte acabó de ordeñar las vergas que la llenaban. Jaime se giró hacia un costado arrastrando a Cristina con él para que no aplastaran a Martín.

Y ella, al sentirse arropada entre los brazos de su marido le susurró "Feliz aniversario mi amor"



Nos quedamos un rato tumbados, como asimilando lo que había ocurrido y disfrutando de la situación. Cristina estaba acostada en el centro, y a ambos lados estabamos los dos machos. Le acariciabamos los pechos. 

Así estuvimos un rato más. Cristina se levantó y fué al baño. Cuando volvió abrimos las cervezas e hicimos un brindis los tres.




Trio Morboso

Una buenisima mamada. Que gran final.


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Yo no sé bailar !!!



Llevamos mas de media vida juntos y nos compenetramos cada dia mejor, en lo referente al sexo tambien, los tabus y todas esas cosas no existen ya para nosotros en la intimidad, pero desde hace unos años nuestra vida sexual a cambiado por completo, en el pasado nuestros encuentros sexuales eran de lo mas normales, por pasar el tramite como quien dice, ahora no se porque pero parecemos dos adolescentes con las hormonas casi todos los dias revueltas, unas veces hacemos el amor y otras follamos como si fuese a acabarse el mundo, nuestro menu sexual es de lo mas variado, lo unico que nos queda por probar, es introducir a una tercera persona. 

Ella conoce mis fantasias y yo creo que conozco las de ella, a veces mientras follamos nos las susurramos al oido, es de lo mas excitante escucharla decir que soy un amante cuando su marido está trabajando, o que la gustaria estar a cuatro patas con dos vergas para ella. No lo puedo remediar pero me pone a tope. La confianza y complicidad es total.

Ella es de media altura, media melena, pelo negro, con buenas curvas y los pechos muy apetecibles. Se los aumentó hace años, y la verdad es que le quedaron de lo mejor. Parecen muy naturales. 
Yo soy mas alto y de complexión normal, no tenemos el cuerpo perfecto pero se puede decir que estamos bien, sobre todo ella (se nota en las miradas de los hombres).

Todo empezo un fin de semana, cuando nos fuimos a otra ciudad cercana a la nuestra para disfrutar de un concierto de nuestros cantantes preferidos y a pasar el fin de semana.

Estabamos ya en el hotel vistiendonos para ir a dicho concierto, yo vaqueros y camiseta y ella una minifalda negra, medias y botas no muy altas, cada vez que se pone esa falda me vuelve loco, me excita ver como la miran cuando vamos por la calle, la verdad es que la queda muy bien y va de lo mas provocativa.

Bueno, después del concierto decidimos ir a tomar unas copas a  algun pub. Estuvimos en varios, y ya con alguna copa de mas, nos lo estabamos pasando muy bien, pero mi mujer ya animada por el alcohol solo queria bailar, la verdad es que baila muy bien todo, pero yo no bailo por muchas copas que beba.

-Venga vamos a bailar,  anda.
-No seas pesada, si ya sabes que no me gusta, baila tu con alguien y yo te veo, venga que no me enfado.
-A si, pues tu lo has querido.

Se fué para la pista mientras yo la miraba y pensaba lo buena que está, y el polvo que la iba a echar esa noche.

La pista estaba medio llena, y ella bailaba  de lo mas sensual, y como suponia, no tardo mucho en que un tio se le acercara para bailar con ella.

Estuvieron bailando un buen rato mientras yo no les quitaba ojo y seguía tomandome una copa, la verdad es que el chico tambien bailaba muy bien, y parecía muy simpático.  Para todo esto ya se habian presentado, las manos del chico apretaban la cadera de mi mujer, sus cuerpos estaban completamente unidos, no paraban de moverse, sus piernas se entrelazaban, se miraban fijamente y se sonreian, yo apoyado en la barra con mi copa boquiabierto, no solo estaba dejando que un tio bailara y tocara mas de la cuenta a mi mujer, sino que me estaba excitando como nunca. Al rato dejaron de bailar y para mi asombro se dirigieron los dos hacia donde yo me encontraba, esto si que no me lo esperaba.

-Mira, te presento a Miguel.

Nos dimos la mano, el chico era un poquito mas alto que nosotros, con un cuerpo de gimnasio pero no con mucho musculo, moreno, guapete y de unos 30 años.
-Que bien baila tu mujer, dan ganas de no parar.
-Ya lo se, pero a mi es que no me va.
-Pues ten cuidado que te la pueden quitar, que mira que mujer mas guapa tienes.
Mi mujer sonreía picarescamente ante los halagos.

-Os invito a una copa en otro sitio mas tranquilo que conozco.
-Vale, nosotros no somos de aquí y no conocemos nada. Respondi.

Salimos de aquel sitio y en dos minutos llegamos a otro, un pub muy chulo, con poca gente y musica a menos volumen, el sitio perfecto para hablar sin gritar. Nos sentamos en una mesa y Miguel se levantó para ir a por las copas que nos prometió. Entonces ya a solas con mi mujer le digo.

- ¿te lo has pasado bien bailando con él?,  a lo que ella me respondio con voz de viciosa 
– Mucho, ¿y a ti te ha gustado mirar?. Y sin dejarme tiempo para contestar, se acerco un poco mas a mi y me beso metiendome su lengua hasta la garganta, a lo que yo la correspondi con la mia y de esa manera la hice intuir que me habia encantado verla bailar con otro.

-Como os cuidais.- dijo Miguel acercandose a nosotros con las copas.

Entonces dejamos de besarnos y ya mas tranquilamente empezamos a charlar: De donde eramos, la edad, el trabajo, en fin todas esas cosas que se cuentan cuando se conoce a alguien. Estabamos pasando un rato agradable, la charla, las copas, la musica y la excitación que todavía no se me habia esfumado, ni a mi, ni a mi mujer a juzgar por los colores de su cara y las miradas que nos lanzaba a los dos. Esa noche se la veía muy deshinibida como nunca.

 Poco a poco la conversación fue derivando al tema sexual, Miguel nos conto que su novia, bastante puritana, le acababa de dejar al conocer sus anteriores relaciones bisexuales, entonces ella no hizo otra cosa que preguntar como habían sido dichos encuentros, escuchando sus experiencias logro excitarnos todavía mas si cabe. Las copas se acabaron y mi mujer le preguntó directamente dejándome a mi de piedra:

- ¿Que te parece si la ultima la tomas con nosotros en la habitación de nuestro hotel?
- Vale como queráis. Encantado.

En ese momento dude, no sabia si oponerme o aceptar, ya me imaginaba en que todo aquello iba a acabar en una de nuestras fantasias, y claro una cosa es la imaginación y otra la realidad, pero en un segundo se me paso por la cabeza, que  las fantasias son para cumplirlas cuando se dan las condiciones.

-Por mi no hay problema.

 En cinco minutos llegamos a la recepción del hotel, entramos en el ascensor, Miguel el primero, mi mujer y yo después. Ella sin mediar palabra acaricia con una mano su paquete y con la otra lo coge por el cuello y le acerca a su cara, lo besa con deseo y yo agarro sus caderas y la beso el cuello de igual manera, es lo mas excitante que me ha pasado en la vida. Oimos el timbre del ascensor, salimos y sin dejar de manosearla nos dirigimos a la habitación, una vez dentro,  vuelven a besarse mientras rápidamente se quitan la ropa, yo me siento en un sillón y los observo, los celos empiezan a dar vueltas por mi cabeza, pero el alcohol y lo que estoy viendo hace que se esfumen por completo.

Continuan de pies y la única ropa que les queda por quitarse es el tanguita de mi mujer y los bóxer de Miguel, los ojos de ella están cerrados, pequeños gemidos salen de su garganta, Miguel le aprieta los pechos, su lengua dibuja sus pezones, las manos de ella acarician su trasero, le quita los bóxer y la polla completamente erecta de Miguel nos deja deslumbrados, su polla era enorme, larga y gorda, la verdad es que tenia un cuerpo escultural y ella parecía encantada con su nuevo amante. Como es de imaginar no se pudo contener, se agacho y empezó a comerle la polla, mientras me miró. Casi no le entraba en la boca, la chupaba por todos los lados, su mano subia y bajaba, con la otra apretaba sus nalgas.
-mmmmmmmmm que polla mas rica, dijo mientras me seguía mirando. Mi excitación era total.

Me desnudé por completo y acaricié sus pezones, erectos y duros.

-Mira cariño que polla mas rica me estoy comiendo.
-Siii, te gusta eh? putita?
-Siii, me gusta mucho, esta muy rica, ahora me gustaria que la probaras tú.

Muchos nervios se apoderaron de mi cabeza, nunca había tenido una experiencia con otro hombre aunque una verga siempre excita, y si, era una de mis fantasias, dude, pero esa polla era preciosa, brillante y latente por la mamada que le estaba haciendo,  no pude negarme a su invitación, ella se aparto, yo me acerque, la agarre con una mano y me la lleve a la boca sin dudar. Me la meti todo lo que pude, sentí calor y un escalofrio recorrió todo mi cuerpo, mi cabeza iba y venia, mi mujer me cogió la polla y empezó a pajearme mientras me decía.
-Asi comele la polla entera siiiii, me estas poniendo muy cachonda, chupa no pares, ¿Te gusta?

-Siiiiiiiii, me gusta mucho, esta calentita, me gusta comer esta polla.

Su herramienta latia en mi boca, el gemia y con sus manos sobre mi cabeza marcaba el ritmo, ella a la vez que me pajeaba se acariciaba el clítoris. Nunca pense que comer una polla resultara tan excitante, sentir su cuerpo y su calor en mis labios, en el interior de mi boca. Mi polla estaba durisima y ella se dio cuenta de que si seguia pajeandome me iba a correr. Paró, agarro la polla de Miguel y comenzo a chuparsela otra vez, ahora la compartiamos, cada uno por un lado, subiamos hasta la punta y bajabamos hasta la base los dos a la vez, nuestras lenguas se rozaban y los ojos de cada uno estaban fijos en el otro. Era una experiencia muy morbosa.

Miguel se tumbo sobre la cama y ella le siguió buscando el calor de su polla como una perra en celo y introduce otra vez su verga en su boca, se encontraba a cuatro patas, yo me quede unos segundos observando la escena, en ese poco tiempo mil pensamientos otra vez, no sabia si habiamos llegado demasiado lejos, mil veces habiamos tenido este tipo de fantasias pero ahora era realidad y esto podia ser el principio del fin de lo nuestro, quizas a partir de mañana todo podia cambiar, los celos y los reproches. Por suerte la escena otra vez hace que se me evadan estos pensamientos.

Con mis manos acaricio las nalgas de mi mujer, cada vez me acerco mas a su coño, lo tenia mas mojado que nunca, estaba disfrutando como un niño con una piruleta, mi lengua se pierde entre sus labios vaginales, los gemidos son cada vez mas sonoros, sobre todo cuando la punta de mi lengua dibuja circulos sobre su clítoris. Entonces Miguel que hasta ahora habia estado callado la dijo a mi mujer que queria que se subiera encima de el y lo cabalgara.
Su enorme polla comenzo a adentrarse en el interior de ella y no gemia, gritaba al sentir ese enorme cacho de carne en su coño, nunca habia tenido una polla de ese tamaño, estaba empapada de sus flujos, la polla de Miguel brillaba, entonces ella empezo a subir y bajar rapida y bruscamente, nunca la habia visto tan cachonda, el la chupaba y mordia las tetas, yo la besaba el cuello, la espalda, el agujero de su trasero. Mi polla me pedia calor, asi que como pude la acerque a la entrada de su culito, empuje y mi polla entro sin dificultad en su cavidad y un largo siii salio de la boca de ella.

-Follame el culo mi amor siiiiiii, estoy muy cachonda, folladme toda !!!

Por supuesto acate sus ordenes sin protestar, lo que mas cachonda la pone es que la folle el culo, lo bueno para ella es que ahora tenia una enorme polla dentro de su coño, la estabamos follando por sus dos agujeros, tambien para mi la experiencia era inigualable y nunca vivida, porque mientras la follaba sentia el vaiven de la polla de Miguel, en la habitación se podia oir los gemidos de placer de los tres.
Despues de estar unos minutos asi, mi mujer se tumbo en la cama boca arriba y me dijo que la chupara el coñito. Me temia lo peor, o mejor según se mire, la postura invitaba a Miguel a penetrarme.

-Miguel quiero que lo folles, quiero ver como le metes la polla en el culo.

Yo seguia a lo mio entretenido con el coño de mi mujer, mientras pensaba que yo tambien estaba a punto de cumplir una fantasia, iba a sentir el calor de una preciosa polla en mi culo y mi mujer iba a ser testigo de ello, era super morboso.
Con sus manos me agarro las nalgas y su lengua empezo a lamer mi culo, humedeciendolo, después de unos segundos se acerco a ella para que con su boca mojara su polla y asi facilitar su entrada en mi.
Senti su polla deslizarse entre mi culo que era apretado por sus manos, se detuvo justo en la entrada y ahora si, senti una presion, su polla se estaba adentrando en mi, me dolia pero me aguantaba, esa polla era muy grande y hasta ahora las unicas pollas que habia probado son las que me metia mi mujer, pero eran de latex y bastante mas pequeñas. En un momento tenia toda esa rica polla ya dentro de mi, Mi mujer me miraba con cara de mucha excitación. 

-Venga follalo fuerte, estoy deseando verlo, quiero que sienta lo mismo que yo cuando el lo hace conmigo.
Parecia por momentos que para ella no existia, que era un objeto y que mi mision era hacer lo que a ella la vendria en gana para cumplir sus fantasias mas oscuras.

Miguel tambien acato las ordenes de ella y empezo a follarme como a una putita, al ritmo de sus envestidas salian gemidos de mi boca y a su vez mis labios chocaban fuerte contra el coño de Sandra que tambien se estremecia cada vez que notaba la presion.
Ella con sus manos me agarraba la cabez y me obligaba a estar chupando su coño empapado de los fluidos mas sabrosos, ella se retorcia de placer sintiendo mi lengua en su coñito, yo estaba siendo follado salvajemente, sus manos me tenian atrapado a el y a su deseo, su polla latia dentro de mi culo, mis manos alternaban el pajeo de mi polla. Un buen rato estuvimos asi.

Miguel dijo que no aguantaba mas que se iba a correr, entonces salio de mi, se puso de pies sobre la cama, su polla volvio a ser presa de nuestras bocas, una mano de mi mujer subia y bajaba, entera se metia la polla en la boca para después sacarla  y hacer yo lo mismo, Miguel gritaba ahora fuerte, su corrida era irremediable y la descargo en la boca de ella.

-Mmmmmm, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.

Otra vez su polla entraba hasta la garganta de ella, ella tampoco aguanta mas, la llema de su dedo indice masajeaba su clítoris.
-Aaaaaaah, me voy a correeeeer, aaaaaaah.

-Comele la polla otra vez mi amor, siiiiiii, mientras me corro, siiiiii, aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah, siiiiiii.
Mi corrida ya tampoco tenia remedio, me incorpore para que mi leche tambien fuera a parar a la boca de mi mujer.
-Siiiii, me corroooooo, siiiii,aaaaah.
Mi leche inundo su boca por completo, mi eyaculacion fue bestial, nunca habia vivido una experiencia sexual como esta y eso se notaba. Ella y yo nos besabamos intercambiando fluidos y sabores, Miguel besaba sus pechos.
Despues de estar una hora follando, mi mujer le ofreció a Miguel la copa prometida, la copa complice de hacer nuestras fantasias realidad.

Al dia siguiente, cuando desperte me di cuenta que todo habia sido un sueño, mi polla estaba mojada y dura, aunque noté que mi culo me dolía. 

Romantic Session

Comparto pocos videos. Mas que nada porque este blog no es una fuente de videos. Para eso ya hay muchas páginas dedicadas. Pero a veces comparto algunos que me llaman la atención. Buen gusto. Calidad. Erotismo.
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¿Y si te enganchas del otro?

¿Y si me gusta más con otro?

parece simple, pero tiene un significado profundo, porque no es tanto si te gusta más con otro, todos podemos tener momentos en que disfrutemos más de una caricia o de un beso que de otro, va más allá, va a un ¿y si me engancho de otra persona?

Es un miedo lícito, es ese pensar, si, me atrae la idea, pero ahora estamos bien con mi pareja, no se si esto puede llevarme a cotas insospechadas de placer haciendome desear más y más encuentros alejándome de la persona a la que amo.

La respuesta era sencilla. No debemos confundir conceptos, no se mete uno en ésto para irse con otros, bueno algunos sí, pero no suelen durar, uno o una se mete en éste berenjenal en busca de nuevas sensaciones, de sentir cuatro manos en tu cuerpo, o seis u ocho, dos lenguas buscando ese punto en tu anatomía que te hace vibrar, es ese sentir dos miembros en tus manos, o abrazar a otra mujer mientras sientes las manos de ellos en tus muslos. Es ver esas miradas electrizantes de amor compartido, sentir esa fuerza, esa energía que se genera cuando varios amantes se juntan. No mentiré, no es lo mismo la relación de pareja en lo que a cama se refiere después de tales encuentros. Pero no porque encuentres una lengua más habilidosa, aunque pueda darse.

La ventaja de la pareja es que te conoce, sabe tus secretos más recónditos, sabe que necesitas cuando tienes esa mirada perdida, sabe cuando debe ser brusco y cuando suave, conoce tus deseos casi mejor que tu misma. Pero las relaciones de a dos, son de a dos. Después de probar los múltiplos, hay momentos en que te invade el deseo de repetir esas sensaciones, aunque cada vez sean distintas, porque el tacto de las pieles varíe.

Recapitulemos, ¿en que cambia la relación?

Una vez lo has probado, la relación de pareja se incrementa, los encuentros se suceden en un torbellino de deseo, porque esa confianza depositada en sus manos, en sus acciones, hacen que aún le ames más, te atraiga más y le necesites más.

Además los recuerdos excitantes, el hablar de ellos, el rememorarlos entre susurros son un gran afrodisíaco. Y quien sabe si no aprendes nuevas técnicas que contarle a tu pareja, un oye, me han acariciado por esta zona y sentí algo nuevo, que me vuelve una loba, ¿probamos?

Pero a su vez, sueñas con sentir de nuevo la invasión de varios cuerpos, es difícil probarlo una vez y olvidarte, porque eso vuelve a ti, te llama, y caes de nuevo en la tentación del sexo en grupo, una y otra vez, dejándote envolver por el manto de la lascivia, impregnándote de deseo lujurioso, poniendo esa mirada felina que pide más.

El arte de una buena Mamada !!!


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The art of cunninglingus


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Un Regalo especial !!!

Este video refleja una de las fantasías de las mujeres, hacerlo con un desconocido. Si a ello, le añadimos  hacerlo delante de la pareja, se puede convertir en una explosión de sentidos para todos.

Declaración de amor cornudo


Sueño contigo, con que de verdad existes y te he encontrado.

Sueño que por fin puedo "declararme", decirte cuánto te amo y te amaré, de por vida. Sin límites. Porque tú me habrás dado la vida, me habrás hecho nacer como hombre a una nueva vida. Porque hasta ahora vives porque vives, porque te han traído a un mundo al que no le encuentras sentido porque naces para morir y lo ves todo con una una rutina animal, vegetal, sin sentido.
Porque esa vida no es vida pues todo es monótono, previsible y rutinario, hasta que envejeces y esperas la muerte. Y así malvives un día con otro, sin esperanza, al saber que te toca vivir porque sí, sin encontrarle el aliciente, ni la esperanza de encontrarle un sentido. Y así vegetas, comes, duermes, sueñas y despiertas a un nuevo día que ya sabes cómo será de la mañana a la noche. Sin esperanza de levantarte con la ilusión de vivir cada segundo del día porque la mujer soñada a la que amar incondicionalmente no existe. Sabes que no existe, porque todas son vulgares, verduleras que gritan. O que te creen un enfermo cuando les cuentas tus fantasías. O les falta clase, estilo y distinción para poder admirarlas por entero. Para adorar hasta sus sobacos.  


Y así malvives hasta que un día aparece de pronto ella; una mujer inteligente con una arrolladora personalidad, carácter, estilo, clase y elegancia. Un ser exquisito que desprende un halo de belleza interior y un carácter de mujer segura de sí misma que la hace bella, irresistible, y con una belleza que te iluminan la vida con su sola presencia. Una chica excepcional, divina, que te hace sentir mariposas en el estómago. Una mujer muy lúcida de armas tomar, pero dulce, muy dulce, aunque segura de sí misma. Que sabe lo que quiere, lo que busca, lo que requiere, lo que espera de la vida. Lo que se merece. Sencillamente: que la adoren.
 

Que todos sean sus sumisos. Porque tú has nacido para ser adorada y es justo y cabal que lo exijas porque es de justicia que así sea. Lo mismo que es justo acabar con la pobreza y darle a cada uno lo que le corresponde, es justo que tú, mi Diosa recibas la adoración que te mereces porque has nacido para ser Diosa, para ser amada incondicionalmente y sin recato. Porque un segundo a tu lado es una eternidad, aunque sea en la distancia.
Aunque todo sea un sueño y mañana despierte a la realidad. Pero mientras tanto sueño que existe, que eres, que estás y que yo me entrego a ti para ser tu más sumiso esclavo cornudo. Para adorarte, cogerte en brazos, llevarte al baño, bañarte, secarte y cogerte de nuevo en brazos para llevarte a la cama y vestirte prenda a prenda adorando cada parte de tu cuerpo. Porque te lo mereces. Porque es de justicia que yo sea tu sumiso cornudo. Porque es natural, lógico y justo. Y humano. Sobre todo es de justicia que tú tengas un esclavo sumiso cornudo como yo. Si no lo tuvieras te faltaría algo. No estarías completa. Tú has nacido para eso y es lógico, natural y consecuente que lo tengas. Tan natural como la lluvia o una puesta de sol. Porque sueño que fue conocerte y cambiar mi vida. Como si un huracán arrasara con todo, como si un vendaval de dicha y felicidad abriera de golpes las ventanas de mi opaca vida y lo llenara todo de aire fresco, de vida. Fue conocerte y cambiarlo todo; cambiar mi forma de entender la vida al comprender que la vida está en ti, que tu eres el sentido de la vida. Porque sueño que te quiero, amor mío, y desde el primer día que te conocí supe que sería tu sumiso cornudo. Siempre lo he sabido. Siempre te he buscado. Es irremediable, es inútil luchar contra ello porque tú terminas por imponerte sobre mí pues si tú has nacido para gobernarme, yo he nacido para ser tu sumiso cornudo. Afortunadamente. Porque amarte y ser tu sumiso cornudo, para entregarse a ti, es una vocación, un estilo de vida, una dedicación absoluta que se vive y disfruta segundo a segundo. Y sueño que lo has cambiado todo en mi vida y no sólo mi forma de vivir, sino mi forma de ser, de pensar, de entender la vida. Has conseguido que vuelva ser hombre, aunque resulte paradójico. Porque con tu estricta severidad y tu dulce instrucción, me haces recordar que he nacido para amarte, para entregarme a ti y para adorarte por el resto de mi vida. No sé a dónde me vas a llevar, pero ya me he comprado el pañuelo porque quiero ir de tu mano y con los ojos cerrados a donde quieras llevarme, amor mío. Sin miedo, con seguridad, sin impedimento alguno. 


Voy de tu mano a rebasar todos los límites que tú quieras, a donde quieras llevarme, al amor absoluto y total, a la entrega incondicional. Porque te amo profundamente, porque contigo la palabra amar significa más que un “te quiero”; significa entrega y sumisión a tus caprichos y entregarse a un amor absoluto y definitivo. Total, sin límite, sin miedo, sin recato. Porque ser tu sumiso cornudo me hace hombre, me hace renacer, me hace sentirme vivo. Porque no concibo otra forma de vida que no sea la de ser tu sumiso, la de aceptar tu voluntad, la de adorarte, la de no tener ningún derecho sobre ti y ser tu fiel esclavo cornudo mientras tú eres inmensamente libre. Es de justicia: tu libre y yo esclavo. Es normal, lógico y consecuente. Ley de vida. Porque te amo. Porque lo aceptaría todo de ti  como símbolo de que mi amor por ti no tiene límites y rompe todas las barreras sociales. Aunque nadie lo entienda. Da igual. Y por eso te suplico que me ates más a tu amor por ti porque no quiero tener ningún derecho. Sólo obligaciones; la deliciosa obligación de servirte, adorarte y darte placer porque mi placer es ver que tú lo tienes. 

Y porque adorarte y amarte es un privilegio y todo lo que graciosamente quieras darme lo aceptaré como un generoso gesto tuyo, al que no tengo derecho. Renuncio a todo. Y acepto lo que gentilmente quieras darme, ya sea un beso o el privilegio de verte con otro. Pero esa decisión será siempre tuya y no te suplicaré nada, excepto que me dejes mirar cómo me haces cornudo, cómo me humillo ante ti al entregarte mi bien más preciado: mi dignidad como hombre. Mi orgullo de macho. Porque para mi los cuernos son un signo de amor, de entrega, de que te lo doy todo: hasta lo más preciado que tiene un hombre. Así que reconozco que no tengo absolutamente ningún derecho sobre ti, ningún privilegio, y que mi vida estará dedicada exclusivamente a servirte porque mi única misión será esperar a que mi Diosa se digne concederme una satisfacción. 

Lo acepto. 
Y estaré en castidad absoluta y sin que ninguna mujer me toque, mientras que tú follas con quien quieres, donde quieres y cuando quieres, porque yo te daré y doy las gracias por hacerme cornudo. Porque voy a ser el mejor cornudo y luciré tus cuernos con orgullo y dignidad, con la esperanza de que me regales con asiduidad el premio de llamarme “mi cornudo” o “mi marido cornudo”. Porque que no me lo llames, que no pueda oírlo de tus labios, sí que será mi mayor castigo. Y porque será un honor dormir sobre las sábanas donde has follado con tus amantes y limpiarte el coño de su semen. O poner su polla en tu coño y lamerles los huevos para que sienta más placer y te puedan follar mejor. Para que me humilles ante ellos, se exciten y puedan follarte mejor y darte más placer. Todo por ti, por tu amor, por tu placer, porque amarte es vivir y ser tu sumiso paladear la vida, tu vida, y disfrutar el privilegio de respirar el aire que tú respiras.  

Porque eres la vida, porque un sencillo gesto como apoyar la cara sobre tu coño y estar ahí quieto, me lleva a perder la noción del tiempo, sentir la felicidad plena segundo a segundo, y comprender que sólo puedes decir que has vivido si se te ha amado y lo has experimentado, si has tenido tu cara pegada al coño de tu Diosa y el tiempo se ha hecho eterno. Porque esa es la eternidad, amor mío.  

Porque ya te quiero, amor mío. 

Te amo.

MIentras yo dormía.

Ese día Cristina había tenido una de esas comidas de antiguas alumnas del colegio donde estudio. La cita era para comer, pero a primera hora de la noche Cristina me llamo que tardaría en volver por que estaba tomando una copa con alguna de sus compañeras.

Cristina llego a casa al amanecer, oí la puerta del garaje y el sonido del coche al entrar. Minutos después, sentí se acostaba junto a mi. Se abrazo a mi, sentí sus pechos desnudos en mi espalda. Cristina me acaricio el pecho, bajo su mano hasta mi pene y comenzó a acariciarlo. Pensé que quería guerra, intente girarme.
-     Ssssssssssss, quieto, me ha pasado una cosa. ¿quieres que te la cuente?
-     Si, por supuesto, respondí.
-     Me he enrollado con un chico.
-     ¿Cómo?, dije intentando revolverme.
-     Sssssssssssssssss, repitió mientras me acariciaba el pene.
-     ¿Quieres que te lo cuente o me doy la vuelta y me duermo?.
-     Cuéntamelo, respondí, con una extraña sensación de rabia y excitación.

“Conocí a un chico muy interesante en un Pub justo cuando volvía de llamarte, charle unos minutos con el, tenia algo que me atraía, me invito a una copa, no acepte la invitación, porque estaba con mis amigas. Minutos después todas empezaron a irse, unas que tenían niños, otras que llevaban todo el día por ahí…… Al final todas nos íbamos.”

Cristina continuaba acariciándome mientras me relataba su historia. “al vernos salir, el chico salio a nuestro encuentro,
-     ¿Ya te vas no te tomas la ultima con nosotros? somos inofensivos, me susurro.
-     Dame 5 minutos que me despido, le conteste yo.

La noche fue pasando un rato después el me propuso ir a un sitio mas tranquilos los dos solos. Acepte, no se que tenia ese chico que me atraía un montón. Pedimos una copa en otro local allí empezamos a jugar, miradas, susurros, besos, caricias…yo me estaba poniendo muy caliente.”

Lo que Cristina me contaba me excitaba, la ira había desaparecido y la excitación aumentaba. Ella continuaba acariciando mi ya durísimo pene.
-   “salimos del local nos montamos en su coche, sin saber muy bien a donde nos dirigíamos, en los semáforos nos besábamos, el con su mano libre acariciaba mis muslos entre cambio y cambio de marcha, yo le acareaba el pelo. Llegamos a un parking, cerca de un pinar, muy oscuro, perfecto, se veía el reflejo de más coches en la distancia. Comenzamos a besarnos, a acariciarnos a meternos mano, pasamos al asiento trasero, yo esta sentada sobre el con mi vestido recogido en la cintura, sin sostén, sintiendo entre mi cullote y sus pantalones un durísimo bulto. El sin camisa. Me senté junto a el, desabotone sus pantalones, metí mi mano entre sus boxer, no me costo nada sacar un buen y duro pene de su escondite. Me ayudo a deshacerme de mi vestido, y yo a el le ayude a deshacerse de sus pantalones.

Lo que Cristina me contaba cada vez me excitaba mas, de vez en cuando interrumpía su relato y besuqueaba el cuello o jugueteaba con mi oreja. “seguimos besándonos, tan pronto estaba besando mi boca como se inclinaba sobre mis pechos. Empecé a besarle el cuello, el pecho, los abdominales, descendí por su cuerpo hasta su polla. Una verga hermosa, sin prepucio, con el glande colorado, y sabroso. Me incline sobre el, jugué con mis labios sobre su glande, después con mi lengua. Luego me dedique a cometerlo entero. Estuvimos un minuto así, hasta que nos acomodamos definitivamente, el apoyo su espalda en uno de los laterales y yo me coloque a cuatro patas sobre el asiento. Se la chupaba mientras le pajeaba, el con sus manos acariciaba mis pechos, mi sexo, mi culo. Retiro mi mano para que solo usase mi boca, acepte. Me retire y comencé a jugar con mis pechos sobre su durísima polla. Nos besamos. El tomo mi cabeza con sus manos y me llevo de nuevo a su pene, El tomo el ritmo, el jugaba conmigo con sus manos y sus caderas. Yo con mi boca, mi lengua, mis labios intentaba darle todo el placer que podía. Escuchaba sus gemidos, sus suspiros, eso me excitaba aun mas. Tenía esa polla durísima en mi boca, sus suspiros aumentaron, sus gemidos, el movimiento de sus caderas. Continúe chapándosela, ahora de nuevo me ayudaba de mi mano. Me apretó fuerte contra el, su polla entro casi entera en mi boca, intente retirarme, ya era tarde una décima de segundo después sentí como el primero de sus chorros de leche llegaba hasta mi garganta. Era caliente, con un sabor especial, me gustaba. Retiro sus manos dejándome libre, fui yo la que continúo chupandosela hasta que termino totalmente. Me incorpore, nos besamos. Nos besamos unos minutos, el parecía exhausto y yo estaba cachondísima. Movía mis caderas buscando el roce de mi sexo contra su muslo.

-    ¿ Qué te parece si nos vamos a un sitio mas cómodos?, me propuso.
Con lo excitada que estaba acepte, al instante.” La historia que Cristina me contaba cada vez me excitaba mas, cuando podía la besaba, ella seguía con el suave masaje sobre mi durísima polla. “Me puse el vestido, el se vistió completamente y comenzó a conducir, de nuevo nos adentramos en la ciudad. Poco después llegamos a un piso del centro. Aparcamos en el garaje. En el ascensor me tomo por la cintura y comenzamos a besarnos. Al salir del ascensor ya llevaba las tetas fuera del vestido. Entramos en su casa. Al entrar me tomo por la cintura, me llevo contra una pared. Comenzó a besarme el cuello, su mano se abrió paso entre mis piernas, acaricio mi sexo ligeramente, aparto mis bragas, empapadas por la excitación, dejando mi sexo más o menos libre, mis pechos rozaban contra la pared. Sentí como se deshacía de sus pantalones. Oí como rompía un paquete. Imaginé que estaba abriendo un condón. Unos segundos después su polla rozaba ya mi sexo buscando una entrada, me acomode para recibirla, la deseaba. Me la metió suave, pero hasta el fondo, hasta casi ponerme de puntillas. Yo, gemí, suspire, casi me corro en ese momento. Comenzó un suave moviendo de caderas mientras sus dedos trabajaban sobre mi clítoris. Mientras besaba mi cuello podía escuchar su excitada respiración. No se el tiempo que pasamos así pero fue una delicia.

-     Vamos a mi cama, estaremos más cómodos; susurro a mi oído.
Me tomo de la mano y me codujo a su habitación. En un lateral de la cama nos besamos, el me agarro fuerte por mis nalgas y me apretaba contra el, sentía su pene rozando contra mi vientre. Me senté en la cama, aquel pedazo delicioso de carne quedo a la altura de mi boca. Lo tome y juguetee con el uno segundos en mi boca con el, enseguida el me tumbo en la cama. Arrodillado frente a mí, levanto mis piernas sobre la cama, apoyando mis pies en el borde del colchón. Yo le miraba, el con ambas manos recorría el interior de mis muslos. Llego a mi sexo, completamente abierto, comenzó a acariciarlo, acariciaba mi clítoris mis labios, introdujo dos de sus dedos. Me agarro por mis caderas y me atrajo hacia su boca. Mi sexo quedo pegado a su boca, estaba apunto de volverme loca. Sus labios presionaban mi clítoris, su lengua jugaba con la entrada de mi sexo. Sus manos jugaban con mis pechos, acariciaban mis pezones, los pinzaban suavemente. Introdujo un par de dedos en mi sexo, los movía con suavidad y sabiduría. Llevo ambos dedos y los llevo a mi boca, me encanta el sabor de mi sexo. Repetimos varias veces. Estalle, cuando sus labios devoran mi sexo, un dedo trabajaba sobre mi vagina y otro empezó a trabajarse la entrada de mi culito. No aguante mas, mis gemidos, mis suspiros, mis gritos, el calenton de toda la noche exploto en ese momento. El poco a poco se retiro, yo estaba rendida. Subía recorriendo mi cuerpo con sus besos. Llego hasta mi boca, nos besamos. De nuevo me penetro, no le costo nada, mi sexo estaba deseoso de recibirle. Apreté sus nalgas contra mí. Empezamos un suave movimiento. Me lo estaba haciendo de una forma maravillosa. Nos giramos uno sobre el otro. Yo quede sobre el, seguí con esa suave danza mientras jugaba con mis tetas.”

Cristina seguía pajeandome, cada vez más rápido

“Yo me movía sobre el, despacio y profundo. Mi ritmo fue en aumento, cada vez más rápido y mas profundo, no había descanso. Minutos después llego otro orgasmo, con todo su pene dentro de mi, buscando que el roce de su cuerpo contra mi sexo. Yo apretaba todo lo que podía, clavaba mis uñas en su pecho. Su cara reflejaba, placer, excitación y una sonrisa de que sabia que estaba haciendo las cosas bien. Caí rendida sobre su pecho, me beso, acaricio mi espalda. Nos giramos, le tenia encima, sus suspiros, sus soplidos, la fuerza de sus embestidas. El también estaba apunto de terminar. Saco su polla, y un segundo después, vi como un chorro de semen impactaba contra mi vientre, otro y otro mas cada vez con menos fuerza pero seguían saliendo. El se masturbo sobre mí hasta que terminó, yo le miraba y jugueteaba con su semen sobre mi vientre. Se tumbo junto a mí, charlamos un rato. Me duche, me despedí de el y vine enseguida a contártelo.”

En el momento en que Cristina finalizo su relato se abalanzo sobre mi polla. No la costo mucho que me corriera con lo caliente que me había puesto. Dejo mi pene limpio, completamente limpio. Se acostó a mi lado.

-    Te amo, le dije.

Quedamos dormidos abrazados.

Mamada en el parking

Odio los centros comerciales en Navidad. Las compras de ultima hora, las prisas, las colas, los villancicos cansinos taladrándote los oídos....esa mezcla.
Me disponía a comprar varias cosas de comer en uno de ellos hace unos días. Era difícil encontrar una plaza libre en el parking subterráneo así que di varias vueltas antes de encontrar una a una buena distancia de una de las puertas de entrada. Subí, hice compras, esperé en las cajas....tenía unas ganas horribles de salir de allí!
Cuando ya bajaba por las escaleras mecánicas y entraba en el parking vi venir hacia mí a una familia que se disponía a entrar al centro. Cargado con las bolsas solo pude ver que la cara de ella me sonaba....y bastante. Rápidamente intenté adivinar quién era pues ella me miró y sonreía al verme mientras se acercaban. De pronto me acordé. Ahinoa!
Ahinoa, dulce con la miel, bella, un metro ochenta de estatura, delgada, de conversación muy interesante y una loba devoradora en la cama. La conocí hace mucho tiempo, ella separada con dos niñas y con ganas de pasarlo bien después de un matrimonio fallido. Entonces empezaron nuestros escarceos, llamadas, citas en su casa cuando el padre se llevaba a las niñas, sexo animal y pasional. No quería compromisos, le gustaba, me gustaba y ya está.
Se pararon a mi altura:
- Fran! Que tal? Que alegría verte, cuanto tiempo!!
- Eyy Ahinoa!! Estas muy guapa! Si, cuanto tiempo, estas perdida, o lo estamos los dos..
- Gracias por lo de guapa, jajaj. Mira, te presento a Carlos, mi marido.
- Hola Carlos, encantado! Vaya, no sabía de vuestro estado...os casasteis hace mucho?
- Dos años.- dijo Carlos sonriendo – un arrebato, ya sabes....es difícil resistirse a esta mujer.
- Claro que es difícil, jajaj. Te costaría seguro, es demasiado salvaje como para atarse, al menos antes
- Ey, ey, basta de hablar de mí.- dijo Ahinoa – Que tal tu? Cómo te va la vida?
Cuando iba a empezar a contestar las niñas le dijeron algo a su padrastro y este, levantando la cabeza, dijo:
- Las niñas quieren subir a ver juguetes, que os parece si nos adelantamos un poco y tu...- dijo dirigiendo una mirada cómplice a su mujer, guiñando un ojo y diciéndole por señas que se perdiese a comprar unas cosas para Reyes que las niñas no podían saber.- ...vas a ver eso que querías? Tomate el tiempo que necesites, yo y las niñas estaremos por allí arriba...
- Sí, perfecto. –dijo Ahinoa.- Portaos bien, chicas, después os veo
Me despedí de Carlos y las niñas y vi que Ahinoa se quedaba conmigo haciendo tiempo para que subieran.
- Venga, déjame alguna de esas bolsas, te acompaño al coche que vas cargado
Le di divertido un par de bolsas y nos encaminamos al coche mientras hablábamos del pasado.
- Así que casada....mmmm.....me alegro por Carlos, se lleva un tesoro de mujer en todos los sentidos.
- Adulador....no cambiarás nunca. Sigues igual de guapo que cuando te conocí, más guapo aún, los años te sientan muy bien. Seguro que sigues enamorando con esos ojos azules que tienes...
- Bueno, yo soy como tú, o al menos como eras tu antes, independiente, sin querer ataduras....ya sabes...mis relaciones, mis novietas, todo sin compromiso. Desde que me separé sigo igual que me conociste. Y si, alguna cae en mis redes, jajaj. Ya sabes como soy
- Si.- dijo ella con mirada divertida.- Lo sé...y me alegra de que no hayas cambiado. Que buenos ratos pasamos, eh? Te acuerdas cuando te dije que había cambiado el dormitorio y que había puesto un espejo enorme? Jajajaj. Me dijiste “Eso hay que estrenarlo, con el espejo cerquita de la cama”
- Claro que me acuerdo! De eso y de muchos más momentos buenos. Por cierto, si sigues tan pasional, tu marido debe estar encantadísimo contigo, sobre todo con tu boca....
Ahinoa era sexual por naturaleza, desinhibida, y le encantaba follar de todas maneras, pero tenía una manía: cuando notaba que la polla se endurecía de mas, que estaba a punto para correrse, se la metía en la boca, la lamía despacio alargando el orgasmo y te hacía disfrutar de las mamadas más impresionantes de tu vida. Nunca sentí correrme de manera tan brutal con ninguna mujer y ha habido muchas. Una boca de terciopelo, una lengua suave como la seda, la mano acompañando por el tronco....todo eso te llevaba a explotar invariablemente, a su merced.
- Tonto, como te acuerdas....si, parece que si, al menos me lo dice. Y yo, como buena esposa, se lo “agradezco” las veces que puedo..
Ya estabamos al lado de mi coche. Abrí el maletero para poner las compras mientras hablábamos de los viejos tiempos, lo que hacíamos ahora, como iba la vida, las niñas, etc.
Abrí la puerta del conductor para montarme a la vez que sacaba un cigarrillo de mi camisa. Ella me vio y me dijo:
-Tienes prisa? Yo, como ves, tengo cuerda para hacer compras mientras Carlos está con las niñas por arriba. Venga, invítame a un cigarro.
Entonces se dirigió a la puerta del copiloto, la abrió y se sentó en la penumbra. Cuando cerré mi puerta mis ojos se posaron en sus piernas, apenas ocultas por un vestido malva que se había subido un poco al sentarse en el asiento. No podía dejar de mirarlas y empecé a excitarme, recordándolas rodeando mi cintura y empujándome el culo con sus talones para que me metiera mas dentro en el tiempo en que estabamos liados.
- Que miras?.- sonrió divertida
- Sigues teniendo unas piernas preciosas. Vaya....
- Y tú, por lo que puedo ver, la misma potencia de siempre- me dijo mirándome fijamente el paquete, que abultaba en el pantalón de manera natural, incentivado por todo lo que empezaba a pasar por mi cabeza
Mientras le encendía el cigarrillo en esa oscuridad relativa, rodeados de faros iluminados y pasando gente bastante cerca de camino o saliendo de sus coches, me lancé. Me daba igual que me dijera que no, así era mi manera de ser: si no se intenta, no se consigue.

 
- Pues....si tienes tiempo y yo también... podríamos recordar viejas sensaciones, no?. Que te parece?.- dije poniendo mi mano en uno de sus muslos descaradamente...
Ella, sin sobresaltarse y mirándome a los ojos, cogió mi mano y la apartó dulcemente, volviéndola a dejar en mi muslo. Mientras lo hizo, tocó descuidadamente el bulto que formaba mi polla, ya dura como las piedras. Y comprobé que se demoró un par de segundos allí, como si no quisiera apartarla, pero al final lo hizo. La miré y la vi un poco inquieta, nerviosa. Miraba de vez en cuando hacia fuera, viendo la gente que se podía aproximar o coches que nos iluminaban con sus faros. Miró también su móvil, buscando supongo algún sms de su marido o alguna llamada perdida.
Parecía que se iba a decidir, que también quería lanzarse....yo esperaba, mirándola a los ojos. Y de pronto me dijo:
- Creo que no, cielo. Ahora es todo distinto, estoy tranquila con Carlos, me da lo que necesito, tranquilidad, compañía, diversión, amor. Además, le he regalado mi cuerpo, solo para él, mi cuerpo entero....coño, tetas y culo. Para su disfrute exclusivo.
Yo no me iba a rendir tan pronto.
- Ya, te entiendo. El caso es que me he excitado mucho recordando cosas, mira como estoy y me hubiera apetecido....en fin....venga, dejémoslo. Va, que supongo te esperarán por arriba, ve con ellos. Me ha encantado charlar un rato contigo, recordar viejos tiempos. Y haberte visto, estás más guapa que antes, de verdad.
Me eché encima de ella para abrirle la puerta y que saliera del coche, recreándome un poco para sentir sus tetas en mi brazo, su vientre en mi pecho y noté su respiración agitada. Abrí la puerta y volví a ponerme en mi sitio.
Ella me miraba a los ojos, con la boca entreabierta, bajando la mirada de vez en cuando al bulto de mi polla. De un sitio a otro
- Si, mejor será. Mejor será.- contestó nerviosa.


Abrió la puerta del coche y salió. Lo rodeó mientras yo la observaba desde dentro, sin dejar de mirarla. La vi alejarse unos pasos y de pronto se paró. Miraba hacia las escaleras del fondo, quieta, de espaldas a mí. De pronto se volvió y vino hacia el coche. Metió la cabeza por la ventanilla y me besó suavemente en los labios.
- No me había despedido.- sonrió nerviosa.
En ese momento vi que su mirada se fijaba otra vez en mi paquete y yo, cabronazo, separé un poco mas las piernas para mostrárselo en todo su esplendor. Suspiró, se pasó la lengua por los labios y se incorporó otra vez para irse.
La vi alejarse hacia las escaleras. Mientras arrancaba el coche resignándome intenté quitármela de la cabeza. Metí la marcha atrás y empecé a salir de la plaza de aparcamiento reculando. Al intentar enfilar la salida pude ver como una sombra se acercaba por el lado del copiloto. Era ella otra vez. Abrió la puerta, metió su cuerpo y se sentó.
- Sabes? Carlos tiene para él el coño, el culo y las tetas....pero la boca sigue siendo mía. Y me apetece horrores probar tu leche por última vez. Siempre te dije que tu leche es la que más me ha gustado, la adoraba, la recordaba.....quiero probarla otra vez. Sé que soy una zorra infiel pero no puedo evitarlo.
- Pues....toda tuya.- dije recostándome un poco en el asiento.
No se hizo de rogar, en ese momento volvió a ser ella, lo que siempre había sido, una loba, sin perjuicios, sin pensar las cosas demasiado. Sus manos fueron directamente a mi cinturón. Lo abrió de golpe, cogió de las trabillas y tiró hacia abajo para dejarme el pantalón a medio muslo, con ansia, con ganas, arrastrando de paso el boxer. Sus ojos eran lujuria pura, ya no me miraba, solo estaba pendiente de mi polla, que ya saltaba alegre e hinchada fuera, con una gota de liquido preseminal avanzando por el glande.
Ella agachó la cabeza y lamió desesperada la gota que se iba a perder por el tronco, ida, loca, ya no razonaba. Me cogió en tronco y de golpe se metió la polla hasta la garganta. Yo creía morirme....
Cuando la tuvo un rato así, subió y empezó a hacerme una mamada como nadie, excepto ella, me había hecho. Lamía, chupaba desesperada, haciendo ruidos guturales, gimiendo como una perra de gusto de tenerla en la boca mientras una de sus manos estrujaban mis huevos depilados. Engullía, soltaba un poco y volvía a engullir la polla, que estaba cada vez mas dura si cabe, haciendo que mis caderas se levantaran del asiento del placer que me daba.
En un momento la cogí de la nuca llevando yo el ritmo y ella se dejó llevar.
- Te gusta, verdad? Chupa, chupa lo que quieras, bébete mi leche, no dejes ni una gota, zorra. Tu marido y tus niñas arriba y tu aquí, comiéndote como loca una polla, te parece bonito?
Ella se la sacó de la boca, levantó la cabeza, me miró con la cara y labios llenos de saliva. Fueron unos segundos en que creí que hasta me iba a dar una hostia....pero no. Miró otra vez la polla y le escupió saliva de manera brusca, atrapándola otra vez con sus labios y lengua, llevándome al paroxismo.
Llevé mi mano a su culo, levantándole el vestido por detrás pero me frenó de golpe con una de sus manos
- No. Te he dicho que no. Mi boca. Tu polla. Solo eso.
Y volvió a engullirla, lamiendo como loca, gimiendo como un perrito pequeño cuando tiene hambre.
Me corría, lo notaba. Ese latigazo que te baja por la espalda por la columna, la contracción de mis huevos en sus manos, el indicativo de que me iba a vaciar entero.
Ella se dio cuanta y aceleró aún mas la mamada, pajeándome el tronco a la vez, acelerando como loca. La quería, quería su leche tibia en la lengua, en la garganta. No la iba a soltar hasta que se la bebiera toda.
No podía más. Me tensé como la cuerda de un violín. Mi respiración se paró.....y con un grito anunciador, exhalando el aire, los chorros de leche se derramaron en su garganta. Uno, dos, tres....largos, larguisimos. La hija de puta de Ahinoa me vaciaba. Como siempre. Como nunca.
Tragaba, degustaba y tragaba. Se tomó su tiempo después de salir la ultima gota, se recreó hasta que ella misma se calmó. De pronto levantó la cabeza, apretó los dientes y me soltó una hostia en la cara con la palma de la mano abierta. Me miró a los ojos, mis ojos entre sorprendidos por el golpe y divertidos por la situación.
- Eres un cabronazo, que lo sepas. Y si, tu leche sigue siendo la mejor, la que más me gusta., pero eres un cabrón de mierda. Lo has conseguido, verdad? No puedo mirarte a los ojos, Fran....los veo y me rindo. Y tú lo sabes. He caído en tu red., puedes estar contento.
Abrió la puerta y salió del coche. Mientras se arreglaba el vestido sonó su teléfono...
- Dime amor.....si.....lo has encontrado? Bien!.....si....te veo ahora por la zona de la carnicería....si....no, se fue al minuto de subir vosotros......voy enseguida......si....no, es que he parado para beber algo, tenía sed.....hasta ahora, cariño.
Esto ultimo lo dijo mirándome por ultima vez y limpiándose la comisura de los labios restos de su propia saliva. Y se alejó sin decir adiós.
- Sigues teniendo el mismo número de teléfono?.- le grité desde el coche.
Y ella, sin volverse a contestar y sin dejar de andar, levantó su mano derecha eneñandome el dedo medio como mandándome a tomar por el culo.