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El protagonista podrias ser tu.

Os voy a explicar una situación, y a partir de ahí, quiero ver quien tiene más arte en explicar lo que le gustaría que pasara.

Como habréis detectado por los relatos, me excita imaginar a mi mujer con otro hombre. Sí. me encantaría que mi mujer fuera una Hotwife, (en el enlace hay mucha e interesante información) tal como se denomina en inglés a las mujeres que tienen permisos de sus maridos para tener relaciones con terceros, en presencia de éstos o no.

Sé que quizás acabe siendo una fantasia sin realizar, pero me encanta soñarla. De hecho, nunca pienso en sexo sin mi mujer de protagonista. Ella siempre está , y puede haber más gente o no, pero nunca he fantaseado con otras mujeres. Decidme raro. Es asi. Ella me despierta todos los sentimientos que un hombre desearía de una mujer.

Y la historia empieza así ...




Cuando mi mujer y yo salíamos a tomar copas algún fin de semana de cada mes, acostumbrábamos a ir a un local de gente de nuestra edad. La música de los 80 nos transportaba a recuerdos y sensaciones pasadas.

El local siempre se llenaba a tope. Todo empezó una noche donde había quedado con mi mujer en el local directamente. Yo trabajaba y acababa muy tarde, así que quedábamos directamente allí. Normalmente a las 12h de la noche entrábamos pero aquella noche el trabajo se había alargado inesperadamente y yo no podía llegar antes de las 2h.

Para colmo, la batería del móvil se había acabado una hora antes, lo justo para avisar a mi mujer que llegaría más tarde. 

Así que cuando llegué el local estaba a reventar. De aquellas veces que cuesta avanzar entre la gente. Como somos animales de costumbre busqué por la zona que por costumbre frecuentábamos. Busqué en la pista y tampoco la vi. Viendo que no la encontraba, me pedí un gintonic. 

Moviendo levemente el cuerpo al ritmo de la música en un extremo de la pista me tranquilice mientras observaba por ver si la encontraba. Finalmente di con ella. En una de las barras se encontraba. Estaba hablando con un joven de unos 30 años. Hablaba mientras bebía una copa y se reía. Parecía una escena típica de ligue. Se acercaban las caras para hablar porque la música no permitía entablar una conversación muy fluida.

No sabía si acercarme a interrumpir o no. Ella siempre se había resistido a ligar con terceros, pero esta vez se la veía muy cómoda y alegre. Así que estuve un rato medio bailando y medio mirando la escena. Una extraña sensación se apoderó de mi, ya que por un lado sentía nervios o celos, pero por otro una excitación inusual. Pero por el hinchazón de mis pantalones se notaba que lo estaba disfrutando.

Mi mujer de vez en cuando miraba en general a todos lados, dando la sensación que me buscaba, pero sin dejar de hablar con el muchacho. En una de esas ojeadas su mirada se cruzó con la mia. Me vio y sonrió, pero no dejó de charlar con el muchacho. A partir de ahi, me iba dedicando miraditas de morbosidad de vez en cuando.

Al final, y después de mucho debatir en mi interior, me dispuse a acercarme y presentarme. Cuando llegué mi mujer exclamó:

- Hola cariño, has llegado !!! Te presento a Iván.
- Encantado.
- Igualmente.

Y sin más, mi mujer exclamó:
- Le estaba contando a Iván que estoy casada, pero que mi marido no es celoso y me deja hacer a mi aire. 

Un sin fin de sentimientos y nervios pasaron en ese momento por mi cabeza. Nunca había planteado la situación así de clara y abierta. Me debí quedar con una cara en blanco porque ella añadió:
- ¿Verdad amor?
Sólo pude responder con un tímido ...
- Sí, mi amor.

- Le estaba diciendo a Iván que eres un cocinero muy bueno, y que ya que mañana no tenemos niños, podría venir a cenar. ¿Qué te parece? 

La situación era super morbosa. Podría haber quedado con él directamente, o haber dicho que se iba con él, pero no. Escogió la situación más morbosa. Le invitó a mi casa y conmigo de cocinero.

- ¿Verdad que nos prepararás la cena para los dos, mi amor?

No sólo le estaba invitando a mi casa, si no que me estaba dando órdenes a mi directamente de que les iba a servir la cena en compañía de un atractivo joven. 
Mientras mi cabeza iba a mil, pude ver la cara de morbosidad de Iván, que no se acababa de creer lo que se estaba planificando para la noche siguiente.

Así que quedamos en que llegaría a las 21h del día siguiente. Se despidió de él y me dijo que quería irse a casa a descansar. Así que nos fuimos. Como habíamos llegado en coches separados, nos dimos un beso y nos despedimos hasta casa. 

El camino de regreso era una tormenta de sensaciones y excitación. En mi mente pasaban mil imágenes. Pensaba en llegar a casa y hacer el amor con mi mujer por lo morbosa que era, pero cuando llegamos y nos metimos en la cama, se limitó a decir: 

- Mi amor. Hoy no. Mañana si todo sale bien haremos el amor. Te amo. Guarda esa erección para mañana. La necesitarás.
Me dió un beso de amor, y se giró en la cama para dormir.

A la mañana siguiente mi mujer no estaba. Había tenido que ir a trabajar, y me envió un mensaje de que llegaría por la tarde. 

Yo me dediqué a comprar  y preparar una cena que estuviera a la altura. Busqué un buen vino y preparé la mesa para dos con mucho mimo.

A las 19h recibí un mensaje de mi mujer que le preparara un baño caliente. Así lo hice.

Lo tenía todo a punto. Creo que nunca había tenido una erección tal larga en el tiempo. Estaba cocinando pero no me sacaba de la cabeza la idea. Aquello era muy morboso y lo estaba disfrutando.

Mi mujer llegó nos vimos lo justo para darnos un beso con sonrisa de complicidad entre ambos. Se bañó. Me dijo que recibiera al invitado si este llegaba.

Eran las 21h en punto. Lo tenía todo calculado. La comida en el horno en su punto. Una pequeña crema de entrante. Algo muy libiano pero excelente. 
Cuando el timbre sonó me asombré. Hice una respiración profunda y me armé de valor para abrir la puerta. 

Iván estaba alli de pié elegante. Camisa negra y pantalón negro. Corbata Granate. Una combinación muy elegante. En sus manos una botella de Cava.

- Buenas noches.
- Buenas noches. Pasa. Ahora bajará.

Le serví una copa de vermouth blanco bien frío y le indiqué que se sentara en la mesa. Ahora vendría ella.



La puerta de la habitación se abrió y apareció ella espectacular. Unos zapatos de tacón, medias negras con dibujos, una minifalda y un escote que no podía pasar inadvertido ni por un ciego. Impresionante.
Ví el rostro de Iván y los ojos le brillaban mientras esbozaba una sonrisa y decía:

- Buenas noches Preciosa !
- Buenas noches Iván !



Le serví otra copa a ella mientras se sentaba en la mesa. Les dejé solos y me fuí a la cocina.

...


¿Cómo continua la historia?

Decidid vosotros. La más sugerente la convertiré en oficial.