Vistas de página en total

Un viaje de sueños

Se merecía  estas mini vacaciones. Entre el trabajo, su empresa y ahora sus nuevos estudios tenía menos tiempo para ella. Esta vez habían  decidido viajar  a un lugar cálido. Relax. Calor. Sin muchas cosas que ver. Buscando habían encontrado un resort privado que les llamó la atención. Eran unas villas con todo lujo de detalles, pero lo que realmente llamaba la atención era la piscina privada con jacuzzi, una cama balinesa exterior, y todo esto en la total intimidad para que nadie pudiera tener acceso visual. Un lujo que debían permitirse una vez después de años duros de trabajo sin ningún premio.

Estaban emocionados porque iban a celebrar sus 23 años de convivencia juntos, y eso no era muy normal hoy en día. Se entendían demasiado bien y a menudo sólo con una mirada sabían transmitirse los mensajes. 

Su vuelo estaba a punto de partir hacia Lanzarote. 

El despegue se iba a producir y tal como era su costumbre, se entrelazaron la mano como amuleto para desearse buena suerte. El avión ascendió con normalidad mientras veían dejar atrás a su hogar, sus costumbres, sus limites, sus problemas rutinarios. Los dos tenían muchas ganas de vivir ese viaje con pasión. Ultimamente no disponían de mucho tiempo intimo. 


Mientras en la televisión se visualizaba un documental, el sueño se hizo vivo y tras el madrugón que habían tenido que sufrir, fue imposible evitar cerrar los ojos.

La bolsa que llevaba encima de sus rodillas cayó al suelo del avión de golpe. Eso les despertó a los dos. Se miraron. Él la notaba acalorada. Le preguntó:

- ¿en qué soñabas?
- Glups. En ti.
- Jajaja. Te ofrezco un masaje cuando lleguemos a cambio de tu sueño.

Una sonrisa pícara apareció en su cara.

- De acuerdo. ¿estas preparado?

Ella se le acercó a la oreja, para no querer ser escuchada por los vecinos pasajeros.

- Me da un poco de verguenza.
- Cuenta:

Estábamos en el apartamento. He entrado con las maletas y alli estabas tú. Casi Desnudo con unos shorts de rejilla. Sin vacilar te he preguntado:

- ¿Eres el chico que he encargado a mi servicio?
- Sí, señora. Has respondido.
- MMm. Bien.

He visto que tenías una erección, asi que me he acercado a ti y delante tuyo agarrándote el miembro duro y erecto, te he preguntado mirándote a los ojos:

- ¿te alegras de verme?
- Sí, señora.
- Ya lo veo. ¿deseas dar placer a tu señora? ¿me deseas?
- Si señora. Soy todo suyo.

Eso me ha dejado unos segundos para pensar en la situación. Muy morbosa. Siempre me ha excitado la idea de tener a los hombres a mi servicio. y ahora era real. O eso pensaba yo, jeje.
Así que he aprovechado la situación y he dicho que me quería bañar.

- Desnúdame !!! Me voy a bañar a la piscina.

Te has esmerado en  sacarme la ropa con mucho cuidado y mimo.
- ¿Tienes la piscina a mi temperatura? Voy a probarla.

He metido un pie, y a pesar de que  estaba perfecta para entrar sin pensártelo dos veces, he aprovechado la ocasión para amenazarte:

- Está un poco más fría de lo que yo deseo. Te tendré que castigar luego. Así que ahora vístete con mis bragas como castigo y ve a comprar algo para comer. Me apetece una barbacoa. Ah. Y cava.

Me he quedado unos minutos sola relajándome en el agua. Durante unos minutos me he sentido en la gloria, allí con el agua caliente, pensando en como castigar a mi chico a mi servicio.
Así que cuando has llegado, yo  estaba en la tumbona, y ya tenía un plan de castigo.

- Ven aquí !. Me he puesto estirada totalmente desnuda en la tumbona. Desnúdate delante mío y quédate de pie.

Te has quedado allí inmóvil de pie después de sacarte la ropa. Me ha excitado ver que llevabas mis bragas, y que estas estaban un poco mojadas.

- ¿te gusta llevar las bragas de tu señora?
- Si, mi señora.
- Bien. Cuando te has ido ha venido el técnico de la piscina. Me ha arreglado la temperatura tal como yo quería, cosa que era tu trabajo, y no has hecho. No sabía como darle las gracias y viendo que se alegraba de ver mi cuerpo, le he hecho un favor. Me ha follado como loco y al final se ha corrido en mi coño. Ahora lo tengo sucio y mojado, y necesito que lo limpies, con tu lengua. ¿Te parece?

- Pero señora, eso es ...

- Eso es lo que te mando. No protestes. O tendré que azotarte con mi látigo. No sé de donde pero me ha aparecido un látigo en la mano. Jejeje.

He abierto las piernas y allí estaba, mi sexo totalmente mojado y relleno de lecha blanca y brillante.
Te he mirado a los ojos y abriendo mi sexo, te he ordenado:
- Come y déjalo limpio!

Te has resistido un poco al principio, pero enseguida has tomado conciencia de tu estado. Te has arrodillado delante y has empezado a chupar como un drogadicto que toma su dosis. He visto que tu miembro se ponía muy grande y duro, así que te he ordenado que te tocaras mientras me limpiabas.

- Que no quede nada del otro hombre. Tu ama se merece estar bien limpia, ¿no?
- Si. mi ama.

Cuando llevabas un rato haciendo tu trabajo, he sentido que necesitaba sentir tu verga dentro mío así que te he ordenado que me follaras bien duro. Me has follado bien como a mi me gusta, pero no has podido aguantar y te has corrido rápido.

- Vaya, con lo limpio que había quedado, lo has vuelto a ensuciar. Mmm. Vas a tener que repetir tu trabajo. Así que te he ordenado que te tumbaras boca arriba y me he sentado en tu boca a la vez que te ordenaba:
- Venga, límpiame otra vez. Mira como sale. Chupabas como un poseso nuevamente. A mi me encantaba que estuvieras chupando mi sexo relleno nuevamente.

- Veo que te estás volviendo adicto a mi sexo relleno de leche, y además veo que te gusta de verdad, porque estás teniendo una erección de nuevo. Tendré que aprovechar esa virtud tuya y traerte el sexo relleno más a menudo.

- Cuando acabes prepárame un masaje. Me apetece. Ah. Por cierto. Me ha aparecido un rotulador de tattoos temporales y he tenido una idea. Tu sexo es mío y quiero que lo sepas.

Así que te he tatuado con el rotulador encima de tu verga. "Propiedad de Cristina".

- Así no tendrás ganas de tener sexo por ahí. jeje.



El avión hizo un movimiento brusco... el cual les despertó de golpe. Ella le estaba mirando sonriendo...

- ¿que soñabas?
- ¿porqué lo preguntas?
- Porque noto algo hinchado en tus pantalones, respondió con una sonrisa pícara .
- Buff, muy fuerte.
- ah, si? Tendremos que remediarlo al llegar. ¿Me quieres explicar que ha sido?
- Bueno, pero recuerda que ha sido un sueño. Yo no controlaba nada.
- jajaja. ¿pero te ha gustado?
- Si. me ha puesto muy caliente, y si no me despierto creo que hubiera acabado ...
- Mmmm. Explica !
- Me da un poco de corte, pero te recuerdo que era un sueño.

Hemos llegado alli, he ido al lavabo, porque tenía ganas después del viaje, y al salir del lavabo, ahí estabas tu. Arrodillada en medio del salón, con la cabeza baja. Me ha sorprendido, y te he preguntado:

- ¿Te pasa algo?
Sin tiempo a reacción, me has respondido:
- Mi amo, estoy aquí para complacerle y obedecerle en todo lo que desee todos estos días.

La escena me ha puesto burro ya de entrada, y sólo he optado por preguntar:

-¿Todo?

-Si, todo. Mi amo. Su deseo le ha sido concedido, y yo he sido la afortunada. Seré suya para lo que desee. Sin negarme a nada.

Después de un momento de reflexión, quise probar si estaba soñando o era real su ofrecimiento.

- Desnúdate. De momento irás desnuda. Sólo déjate zapatos de tacón y unas medias si las tienes. Y prepárame una bebida. Te espero en el jardín.

No me lo podía creer. Obediente, se adentró en la habitación, mientras yo salí al jardín. Allí me tumbé aprovechando el sol.

Pasaron unos pocos minutos, y allí apareció sensual con un movimiento lento.  Casi desnuda con sus zapatos y una bebida que me ofreció.

- Mmmm. Gracias.
- ¿Desea alguna cosa más mi amo?
- Pues mira, aprovechando mi suerte, me gustaría que me hicieras un trabajo oral. Algo para ponerme a tono mientras me tomo mi refresco y te veo.

Ella no lo dudó ni un momento. Se arrodilló delante, y empezó su trabajo muy lentamente y dulcemente. Realmente se preocupaba de dar placer a su nuevo y afortunado amo.

Estuve un buen rato disfrutando de su trabajo. Luego mi mente empezó a brillar. Las imagenes de lo que podría disfrutar aquellos días se me acumulaban en mi mente.

Estaba a punto de explotar y quería retardarlo.

Allí estaba ella. Dispuesta a su amo.

- Escucha, esclava mía. Le dije mientras ella seguía con su trabajo oral.
- A mi me gusta que mi esclava me ponga caliente todo el día. Y me obedezca siempre con una sonrisa. Que haga todo lo que sea para complacerme. Soy un hombre muy caliente y sexual. Mi verga se carga varias veces al día. ¿Crees que realmente podrás satisfacerme en todo?

- Si, mi amo. Del todo. No dudó en responder con una sonrisa.

- Primero te voy a decorar y vestir a mi gusto. Quiero que luzcas todavía más atractiva. Quiero que todo el mundo se gire al verte pasar. Deseo que pongas muchas vergas duras con sólo verte y desearte, porque indirectamente estarás poniendo la de tu amo bien dura, al saber que me perteneces sólo a mi.

- A partir de hoy serás  decidida, descarada, caliente, sumisa, sucia y dulce. Vas a vestir sin ropa interior o con la que yo te diga. Te doy libertad para que te desahogues por ahí con machos que quieran descargar sus vergas ante tanta belleza, pero quiero que cuando llegues ante mi, se lo expliques a tu amo y me muestres los restos de tus aventuras. También si ves a un macho en mi presencia que te gusta, deberás indicármelo para darte mi aprobación.

- ¿te gusta esta libertad que te doy?  La droga de tu amo es a partir de hoy tu sexo femenino usado y tu cuerpo lleno de orgasmos masculinos. Pero eso si, te advierto. Tu culo será sólo mío. Lo disfrutaré cuando me plazca, a mi antojo, igual que el resto de tu cuerpo. Y si tienes  sexo con otro macho, cuando llegues, te haré vibrar nuevamente penetrándotelo. Ese será el precio que tendrás que pagar por la libertad sexual que te ofrezco. ¿Qué te parece?

- Sí, mi amo. Mi culo es suyo. Asumió ella en voz alta.

- Enséñame el culo que me pertenece.

Una sonrisa se me escapó de mis labios.

Ella se dio la vuelta. Se agachó y me mostró su hermoso culo.

- A cambio, serás mi esclava en nuestra intimidad, pero serás una señora sexy en la sociedad. Mujer de nivel alto. No ahorraré en gastos en ti.

- Túmbate en la cama. Te voy a dar un masaje. Quiero que tengas el cuerpo perfecto para mi.

Cogí mi equipo de música y le puse los cascos.

PLAY. Un movimiento de su cuerpo me hizo saber que la música había empezado a sonar en su cabeza. Una bonita selección de Enigma de música relajante y sensual.

Empecé con un pequeño masaje sobre su cuello. Poco a poco fui recorriendo su cuerpo, que era mío. Me deleitaba de poder acariciar a mi antojo aquel regalo de la naturaleza. Poco a poco fui masajeando lentamente todo su cuerpo.

Ví una caja encima de la cama. Mágicamente había aparecido allí. Es lo que tienen los sueños, jeje.

En él pude ver un tattoo temporal que decidí poner sobre el cuerpo de mi esclava. Este decidí que lo pondría sobre uno de sus muslos, un poco encima de sus tobillos.

Seguí mirando dentro de la caja, y descubrí un segundo tattoo mucho más grande. Este era para la espalda. Así que procedí a transferirlo sobre mi espalda sumisa. Cuando hube acabado de este segundo me retiré un poco para comprobar que la obra de mi propiedad estaba quedando preciosa.

- Cómo que eres mía, he traido esta cámara de fotos. Voy a hacerme un buen album. Posarás para mi. Así que le hice algunas fotos para tener el recuerdo.

Miré dentro de la caja y todavía habían más artilugios. Saqué uno al azar. Era una tobillera. Se la puse con mucho mimo en el tobillo derecho. Era una tobillera un poco provocativa pero eso me excitaba.

Cuando hube acabado me sentía orgulloso de mi obra. Ella se había quedado dormida profundamente.
La tapé con una sábana. Le dejé un vestido que había dentro de la caja en el pie de la cama, para que lo viera cuando despertase. Fui al jardín y me bañé en el agua climatizada para relajarme y bajarme la excitación que tenía acumulada.

Pasó un buen rato. Allí apareció ella. Con su vestido. Estaba preciosa. Un vestido corto. Ella se acercó con sus zapatos de tacón moviéndose muy sensualmente. Observé la joya en su tobillo.

Yo estaba en el borde de la piscina con mis dos brazos en el perímetro de la piscina y la cabeza apoyada.

Cuando estuvo cerca, se dio la vuelta lentamente. Pude ver mi obra de arte. El vestido le dejaba la espalda descubierta, y se podía ver el tattoo que le daba un nuevo aire encantador, hipnotizador y sexy a su cuerpo. Esa era mi obra de arte.



 - Beeep.

Sonó en el avión para indicar que debían abrocharse los cinturones porque iban a descender.
Los dos se despertaron y se sonrieron. Se cogieron de la mano y se miraron dulcemente.

- ¿Te lo has pasado bien en este viaje?
- Muy bien. Me ha gustado todo. Tenemos que repetir.
- Sí. El año que viene nos toca otra isla. En esta ya nos conocen demasiado. Jeje.
- Sí. Y lo que pasó en la isla, queda en la isla. Dijo ella mientras le guiñaba un ojo a él con cara pícara.

Se besaron.

- Te amo.
- Yo más.